martes, 29 de junio de 2010
FILOSOFÍA de la MANO ABIERTA
Continuando con Chandigarh y su Ágora de la Mano Abierta...
Agradecemos por el enlace a Silvina Valle.
lunes, 28 de junio de 2010
CHANDIGARH, una ciudad única...
sábado, 26 de junio de 2010
ALDO ROSSI-Teatro del mundo
domingo, 20 de junio de 2010
Espacios imaginantes...
miércoles, 16 de junio de 2010
RIETVELD-Red & Blue
(1) Piet Mondrian, Realidad natural y Realidad abstracta, dialógos publicados en la revista De Stijl, 1919-1920, Ed. Debate, Madrid, 1989.
Imágenes de la silla Red & Blue de Rietveld y una composición de Piet Mondrian.
sábado, 12 de junio de 2010
Jacques Ranciére, "El maestro ignorante"
-Joseph Jacotot consiguió demostrar que el método de la explicación constituye el principio mismo del sometimiento, por no decir del embrutecimiento.
-¿Podemos recordar el comienzo de esa aventura singular?
-La historia comenzó cuando Jacotot, un apreciado filósofo y pedagogo en Francia, se instaló en Bélgica por razones políticas durante la Restauración (1814-1830). Allí fue contratado por la Universidad de Lovaina para enseñar francés. Jacotot, que no sabía una palabra de holandés, distribuyó a sus alumnos una versión bilingüe del Telémaco de Fénelon y los dejó solos con el texto y con su voluntad de aprender. Sorprendentemente, pocos meses después todos eran capaces de hablar y de escribir en francés sin que el maestro les hubiese transmitido absolutamente nada de su propio saber. Jacotot dedujo entonces que sus alumnos habían utilizado la misma inteligencia que usa un niño para aprender a hablar. ¿Qué hace un niño pequeño? Escucha y retiene, imita y repite, se corrige, tiene éxito gracias al azar y recomienza gracias al método. Todo sin ningún maestro.
-Y así nació la teoría de la “educación universal” o “método Jacotot”. En el nivel empírico, ¿podríamos decir que el maestro ignorante es aquel que enseña lo que él mismo ignora?
-Así es. Según Jacotot, es posible enseñar lo que uno ignora si uno es capaz de impulsar al alumno a utilizar su propia inteligencia.
-Esa osadía hizo temblar a toda la Europa intelectual, desde Bruselas hasta San Petersburgo.
-Porque la osadía de Jacotot consistió en oponer la “razón de los iguales” a la “sociedad del menosprecio”. En realidad, el objetivo de ese apasionado igualitarista era la emancipación. Jacotot pretendía que todo hombre de pueblo fuese capaz de concebir su dignidad humana, medir su propia capacidad intelectual y decidir cómo utilizarla. En otras palabras, se convenció de que el acto del maestro que obliga a otra inteligencia a funcionar es independiente de la posesión del saber. Que era posible que un ignorante permitiera a otro ignorante saber lo que él mismo no sabía; es posible, por ejemplo, que un hombre de pueblo analfabeto le enseñe a otro analfabeto a leer. Y aquí llegamos al segundo sentido de la expresión “maestro ignorante”.
-¿Cuál es?
-Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia. Es un maestro que demuestra que aquello que llamamos “transmisión del saber” comprende, en realidad, dos relaciones intrincadas que conviene disociar: una relación de voluntad a voluntad y una relación de inteligencia a inteligencia.
-Pero usted dice que no hay que equivocarse sobre el sentido que tiene esa disociación.
-Hay una forma habitual de interpretarla: como una disociación que intenta destituir la relación de autoridad magistral para remplazarla solo por la fuerza de una inteligencia que ilumina otra inteligencia. Ese es el principio de innumerables pedagogías antiautoritarias.
-¿Como la mayéutica socrática, en la que el maestro finge la ignorancia para provocar el saber?
-Así es. Pero en la teoría de Jacotot, el maestro ignorante opera la disociación de una forma totalmente diferente. En realidad, haciendo creer que su objetivo es suscitar una capacidad, la mayéutica busca demostrar una incapacidad. Sócrates no solo demuestra la incapacidad de los falsos sabios, sino también la incapacidad de todo aquel que no es llevado por el maestro por la buena senda, sometido a la buena relación entre inteligencia e inteligencia. El “liberalismo” mayéutico no es más que la variante sofisticada de la práctica pedagógica ordinaria, que confía a la inteligencia del maestro el trabajo de llenar la distancia que separa al ignorante del saber.
- ¿Y Jacotot invierte el sentido de la disociación?
-Sí. Para él, el maestro ignorante no establece ninguna relación de inteligencia a inteligencia. El maestro es solo una autoridad, una voluntad que ordena al ignorante que haga su camino. Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee, la capacidad que todo hombre demostró logrando sin maestro el más difícil de los aprendizajes: aprender a hablar.
-Pero volvamos a los defectos del método explicativo. ¿Por qué la explicación es “el principio mismo del sometimiento”?
-El problema reside en la lógica misma de la razón pedagógica, en sus fines y sus medios. El fin normal de la razón pedagógica es el de enseñar al ignorante aquello que no sabe, suprimir la distancia entre el ignorante y el saber. Su instrumento es la explicación. Explicar es disponer de elementos del saber que debe ser transmitido en conformidad con las capacidades supuestamente limitadas de los seres que deben ser instruidos. Pero muy pronto esta idea simple se revela enviciada: la explicación se acompaña generalmente de la explicación de la explicación. Hay que recurrir a los libros para explicar a los ignorantes lo que deben aprender. Pero esa explicación es insuficiente: hacen falta maestros para explicar a los ignorantes los libros que les explicarán el conocimiento.
-Un proceso que podría volverse infinito
- si la autoridad del maestro no pusiera un punto final, transformándose en el único capaz de decidir dónde las explicaciones ya no necesitan seguir siendo explicadas. Jacotot creyó poder resumir la lógica de esta aparente paradoja: si la explicación puede llegar a ser infinita es porque su función esencial es la de volver infinita la distancia misma que ella está destinada a reducir.
-¿Se podría decir entonces que la utilización de la explicación es mucho más que un medio práctico al servicio de un fin?
-Es un fin en sí misma. Es la verificación de un axioma primario: el axioma de la desigualdad. Explicar algo a un ignorante es, ante todo, explicarle que no comprendería si no se le explicara. Es demostrarle su incapacidad. La explicación se presenta como el medio para reducir la situación de desigualdad en la que se hallan los que ignoran en relación a los que saben. Explicar es suponer que hay, en el tema que se enseña, una opacidad específica que resiste a los modos de interpretación y de imitación mediante los cuales el niño aprendió a traducir los signos que recibe del mundo y de los seres hablantes que lo rodean. Esa es la desigualdad específica que la razón pedagógica ordinaria pone en escena.
-Usted va más lejos en su libro y afirma que esa desigualdad específica, ese axioma “desigualitario” es el modelo con el que funciona el sistema social. En consecuencia, la oposición filosófica se transforma también en oposición política.
-Exactamente. Esa oposición no es política porque denuncia un saber ejercido desde arriba en beneficio de una inteligencia de abajo. Lo es en un nivel mucho más radical porque atañe a la concepción misma de la relación entre igualdad y desigualdad. Jacotot demuestra que la lógica explicativa es una lógica social, una forma en la cual el orden “desigualitario” se representa y se reproduce.
-Los años en que se produjo la polémica en torno al método de Jacotot corresponden, en efecto, al momento en que se instaló en Europa un proyecto de orden social nuevo, basado en la demolición de la Revolución francesa.
-Es el momento preciso en que se quería terminar con la revolución. En que se pretendía pasar de la edad “crítica” de la deconstrucción de las trascendencias monárquicas y divinas a la edad “orgánica” de una sociedad que reposara en su propia razón inmanente. Es decir, una sociedad que armonizara sus fuerzas productivas, sus instituciones y sus creencias, y que las hiciera funcionar según un único régimen de racionalidad. Y ese paso de la edad crítica y revolucionaria a una edad orgánica exigía, ante todo, resolver la relación entre igualdad y desigualdad.
-Ese proyecto no tiene, según usted, muchas diferencias con nuestras sociedades orgánicas actuales.
-El proyecto de sociedad orgánica moderna es un proyecto de mediaciones que establecen dos elementos esenciales entre lo de arriba y lo de abajo: un tejido mínimo de creencias comunes y posibilidades limitadas de desplazamiento entre los distintos niveles de riqueza y de poder.
-Y el maestro ignorante es aquel que se sustrae a ese juego.
-Sí, en el acto de oponer la emancipación intelectual a la mecánica de la sociedad y de la institucionalización progresivas. Oponer la emancipación intelectual a la institucionalización de la instrucción del pueblo es afirmar que no hay etapas en la igualdad. Que esta es una, entera, o no es nada."
jueves, 10 de junio de 2010
CHARLES IVES-La pregunta sin respuesta
La pregunta sin respuesta de Charles Ives es la pieza tal vez más conocida de este compositor norteamericano escrita en 1906, y es una exploración implicada con lo espiritual más que una experiencia de la vida mundana.
Ives explora dentro de su clacisismo una sonoridad "americana" mestizando desde típicas orquestas folk y country, con la más vanguardista música atonal europea.
Como en muchas de sus obras, Ives superpone al modo de un collage sonoro, música de diferentes orígenes, desde los acordes de los violines representando "el silencio de los Druidas" y las trompetas atonales que evocan en siete movimientos, la perenne cuestión de la existencia, en una pregunta que se repite y queda finalmente sin respuesta...
Hay un muy buen disco de Deutsches Grammophon que reproduce la obra, junto a otras piezas de Ives como la Sinfonía Nº 2 interpretada por la filarmónica de Nueva York dirigida por Leonard Bernstein.
Como dato anecdótico les contamos que esta pieza era una de las favoritas de Amancio Williams...
Más que recomendable para internarnos en otras sonoridades!
agradecemos por el link de YOU TUBE a María Laura Angelo, alumna del taller de la FADU UBA.
La subjetividad en la música del siglo XX
DE INVESTIGACIONES ARTÍSTICAS.
La música de concierto del siglo XX se define a partir de las múltiples respuestas a una crisis que no se limitó al plano de sus materiales (la crisis de la tonalidad) sino que involucró uno de sus núcleos estéticos fundamentales: la idea de obra musical como expresión de una subjetividad. El siglo XX produjo todo un abanico de respuestas a este último problema, con sus correspondientes metáforas: desde el objetivismo de Stravinsky (y su comparación de la música con la escultura y el constructivismo serial, la indeterminación norteamericana, así como las ‘recuperaciones de una subjetividad’ no congelada en la música post-serial de los años 60. El curso va a tratar el problema de la subjetividad (considerada como categoría estética) en una serie de casos, como los de la música de Charles Ives, con la incorporación de citas y el empleo de técnicas de collage; los Diarios del argentino Gerardo Gandini; la música de György Ligeti de fines de los años 50, con su discusión con Adorno y los compositores seriales; y la posiciones enfrentadas de John Cage (con su rara recuperación de la belleza natural), Pierre Boulez y Karlheinz Stockhausen respecto del azar y la indeterminación, además del problema de las partituras gráficas.
Fechas: martes 03/08, 10/08, 17/08 y 24/08
Horarios: de 18.30 a 20.30 hs
Inscripción: cursos@ciacentro.org
martes, 8 de junio de 2010
AMEREIDA
Amereida es también la formulación poética de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaiso, (Ritoque), una experiencia académica inédita, implicada con la idea del viajar y la poesía...
Travesías por el continente americano... al encuentro de una arquitectura lejana a cualquier pragmatismo utilitarista.
"Amereida es la pregunta permanente por el ser americano a partir del reconocimiento de la aparición de América vista como un hallazgo; desde el primer poema el encuentro con lo desconocido abre la posibilidad para comenzar a pensar el nuevo mundo como un don; su seña: la Cruz del Sur,la luz que remonta el horizonte y guía en el septentrion..."
Profesores y alumnos construyen obras efímeras en estas travesías, que "reposan nítidamente en una poética del blanco para recoger el silencio del habla, como el lapso que se da entre los actos de lo extraordinario. La Travesía de Amereida se constituyó como un tiempo extendido en el acto que atravieza América y le canta su aparecer." (1)
Las imágenes que ilustran el posteo son de la Plaza de las Torres de Agua en Ciudad Abierta, "aquel esqueleto desmirriado y repugnante apenas equilibrado sobre las largas piernas marchitas despuntaron repentinamente líneas admirables terriblemente esculturales de una plástica estupenda..."
(1) fragmentos de textos del Taller de Amereida, de Manuel F. Sanfuentes, Jaime Reyes Gil, Andrés Garcés, Carlos Covarrubias.