sábado, 29 de septiembre de 2018

LA RUTA DE SALAMONE: Municipalidad de Carhué

El general Levalle fundó un pueblo, punto de mayor avanzada en la campaña militar de la conquista del desierto, que primero se llamó Alsina para luego recuperar su topónimo mapuche: Carhué.
Trazado sobre un borde de la laguna Epecuén, las virtudes curativas de sus aguas provocaron el desarrollo de una villa anexa, con servicios termales.
En una tramitación compleja, entre el intendente Juan Marcalain y el Consejo Deliberante que no le prestaba apoyo para su proyecto y a la designación de Francisco Salamone como arquitecto. Marcalain designa por decreto el llamado a licitación y la adjudicación a la empresa SADOP y el proyecto al arquitecto de las pampas
Otro problema fue convencer al intendente qué proyecto hacer. 
Se conocen al menos cinco variantes. Una es neocolonial sin torre, una segunda es con torre Art Déco, otra más racionalista, la siguiente más expresionista y finalmente la aprobada en un náutico vertical con una altísima torre de 40 metros de altura, que superaba a todas las anteriores, en la ochava y de dos cuerpos bajos apoyados en la línea municipal. El intendente se inclinaba por este último, a pesar de que superaba en mucho el costo de las otras variantes. Salamone propuso un reajuste del proyecto original por otro un poco más modesto, para reencauzar los costos.
En Carhué predomina la curva, a diferencia de Laprida (que visitamos el día anterior) en donde predomina la recta. 
Lo que se mantiene intacto es la idea del sistema compositivo tripartito del cuerpo principal que aloja la torre-reloj,
el hall, la escalera asociada al gran ventanal (motivo que repite también en Lapida)
y los cuerpos laterales independientes de esta estructura con toman la escala domestica de la ciudad. 
El mismo manejo soberbio de diferentes escalas desde lo urbano-territorial a lo edilicio y humano se observa en esta magnífica obra, con la torre-reloj como faro territorial.

El ingreso al palacio es muy imaginativo, y habla a las claras del talento arquitectónico de Salamone  con una fuente-laguna a sus pies y un borde de ondas semicirculares, que aluden de un modo directo a la laguna que baña los bordes de la ciudad, acorde a sus arquitecturas parlantes.

Los detalles de manijones, diseño de luminarias del hall, voladizos de los balcones de los cuerpos laterales, repiten el motivo curvo.

Once meses duro la obra, por los trabajos adicionales solicitados por Marcalain, como el zócalo de travertino exterior y por las continuas dificultades financieras.
La obra la inauguran el 3 de diciembre de 1938 con la presencia a toda pompa del gobernador Fresco.
Tuvimos ocasión de visitarla un soleado sábado por la tarde con todo el grupo viajero, donde obtuvimos esta hermosa foto grupal.
Set de fotos de Maximiliano Lombardo. Gracias Maxi.
Material adicional archivo AVB.

martes, 25 de septiembre de 2018

LA RUTA DE SALAMONE: Bitácora del viaje

El pasado fin de semana recorrimos con un grupo de 40 estudiantes y docentes del taller, la ruta de Salamone por la provincia de Buenos Aires...

Francisco Salamone, nacido en Leonforte, Sicilia (Italia) en 1897, emigró junto a su familia a la Argentina en 1903, radicándose en la ciudad de Buenos Aires...
Salamone estudió en la Escuela Industrial Otto Krause, egresando como técnico constructor.
El incendio y la perdida de su archivo personal, constituye una gran dificultad para reconstruir su trayectoria. Se sabe que hizo un viaje de estudios a Europa entre 1918 y 1919 donde frecuentó escuelas de arquitectura en Italia y Francia, y asiste a mediados del año 1919 a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba donde cursa la curricula de Arquitectura e Ingeniería...
Su obra, que bien define Mario Sabugo como Populismo-Futurista-Bonaerense, se refiere sobre todo a su extensa producción en la provincia de Buenos Aires, en los pueblos del suroeste, en donde en un periodo de cuatro años (1936-1940) construyó unas cien obras entre Municipalidades, Mataderos y Portales de Cementerio, además de equipamientos varios en plazas y municipios...
Esta obra monumental, dio carácter a pueblos anodinos perdidos en la inmensidad de la llanura durante al gobernación de Manuel Fresco. Bajo el designio "Dios-Patria-Hogar", con el objetivo de construir una identidad al Estado-Nación naciente, luego de la monumental crisis de la década del treinta, la obra de Fresco-Salamone tuvo ese objetivo.
Ese período se lo conoció —de un modo peyorativo— como la Década Infame
Década en que a pesar de la ruptura del orden republicano, el fraude y la corrupción, paradojalmente se constituyó en dadora de estupendas obras de arquitectura y arte a nivel nacional... 
Recordemos que la Escuela de París, la de la Boca —en pintura— la fundación del Museo Nacional de Bellas Artes y las obras de Salamone, son contemporáneas a esos años...
Celebrando el equinoccio, partimos el 21 de septiembre en un soleado día para llegar a la ciudad de Azul, donde improvisamos un pic-nic en la plaza central, diseñada por el arquitecto de las pampas, para luego partir y ver una de sus obras claves: el portal del Cementerio de Azul (1938).
La sigla RIP RESQUIESCAT IN PACE, en latín, que el humor popular tradujo como "resulta imposible pagarlo", tiene como dato compositivo singular la presencia de la estatua del Arcángel San Miguel con su espada presidiendo la obra...
Una cuestión pendiente es la autoría de la escultura, excluidos Chiérico, que es el autor de la monumental escultura del Cristo crucificado en Laprida.
Una acuarela, de las pocas que se conservan originales, muestra como era la situación urbana planteada por el arquitecto, en la disposición de plazoletas, alrededor del conjunto monumental. Hoy este conjunto no existe tal como fue proyectado, y solo hay un centro de interpretación de la obra del arquitecto, de dudosa cualidad arquitectónica...
Antes de nuestra salida de Azul, fuimos a visitar el estupendo Matadero, en la afueras la ciudad, con la Pampa infinita como telón y su torre-facón-cuchillo como símbolo paradigmático de la obra del año 1938. Hoy funciona la Cooperativa Avícola Azul Limitada. De ahí partimos a la ciudad de Laprida, donde nos esperaba aún lo mejor...
Llegamos a Laprida a la tardecita del día viernes, y luego de ubicarnos en el Hotel Avenida y cenar, partimos con todo el grupo a visitar a la media noche una obra clave: El Portal de Cementerio de Laprida.
"El acontecimiento más significativo de la historia, la crucifixión de Cristo, se dio en un lugar enigmático, llamado la colina del Gólgota... Gólgota significa calavera o el lugar del Calvario... era un monte en algún lugar indeterminado en las afueras de Jerusalem...
Salamone escenificó grandiosamente en la inmensidad de la llanura este hecho histórico en un ejercicio de plástica monumental..."
Al día siguiente amanecimos con el cielo nublado y un escaso chubasco, que se disipó cuando salimos del hotel. A pocas cuadras de la Municipalidad de Laprida (1936), nuestro próximo destino, nos recibió estupendamente la gente del Municipio, quién nos abrió la puertas del palacio, para que pudiéramos recorrerlo, y admirar sus interiores. La clásica escalera central en eje con el lucernario superior, estructura el acceso al palacio. En el primer nivel la sala del Consejo Deliberante con el equipamiento original diseñado por Salamone y los viajeros posando para la foto grupal.
Luego subimos a la terraza y pudimos contemplar el estupendo remate de la torre-reloj, ícono compositivo, que Salamone repite en cada Palacio Municipal, midiendo  el tiempo en la Civitas... 
Desde allí, un grupo de cinco elegidos en un improvisado concurso de preguntas y respuestas,  subimos a contemplar la estupenda vista de la ciudad desde la cima...
El palacio Municipal de Laprida, simétrico pero no exento, con su esbelta torre de 33 metros de altura, remite a Mallet Stevens en la Exposición de Arte Decorativo de 1925, sin omitir la referencia a Ehn en los accesos del Karl Marx Hof en Viena.
Finalizada la visita al Palacio Municipal y luego de una mini entrevista a los medios locales de Laprida, partimos para visitar el portal del Cementerio de Laprida, ahora con un sol radiante! 

Hicimos las fotos grupales de rigor, para partir con nuestras viandas a Epecuén, nuestro próximo destino, a contemplar sus ruinas, el Matadero inundado y el ocaso...

Llegamos al atardecer a la inundada Villa de Epecuén, al borde del lago homónimo, previo paso por la Municipalidad de Carhué (1937-38)  con su esbelta torre náutica en esquina.
Epecuén, es una de las siete lagunas encadenadas del Oeste de la provincia de Buenos Aires. Lugar Sagrado de los Mapuches, algunas interpretaciones del nombre dicen que significa "Tierra casi quemada"... y esto debido a la salinidad de sus aguas, comparables a las del Mar Muerto. Justamente por ello y debido al poder curativo de sus aguas, es que se funda la próspera villa en el partido de Adolfo Alsina, distante unos 7 km. de Carhué. En 1985 una devastadora inundación dejó a todo el pueblo bajo aguas y luego en ruinas...
Epecuén es como nuestra Pompeya local...
Visitamos con el grupo las ruinas de la ciudad y luego con las combis nos fuimos hasta acercarnos al antiguo Matadero, esta vez a pie, para contemplar el Ocaso...
Bien valen estas palabras seleccionadas por Martín Cohen, docente del taller, para describir la escena:
"Se necesita un tiempo muy largo, para que un mundo desaparezca, mucho más de lo que puedas llegar a imaginar. Continuamos viviendo nuestras vidas y cada uno de nosotros sigue siendo testigo de su propio y pequeño drama...
Pero ¿es eso lo que llamamos vida? Dejemos que todo se derrumbe y, luego, veamos qué queda. Tal vez ésta sea la cuestión más interesante de todas: saber qué ocurriría si no quedara nada y si, aún así, sobreviviéramos..." Paul Auster, el País de las últimas Cosas...
Contemplamos durante la caminata el Ocaso sobre la laguna y el antiguo Matadero en ruinas iluminado por los últimos rayos de Sol, recordando que Occidente literalmente es la Tierra del Ocaso... donde el Sol cae...
El Matadero inundado (1938), construído por la empresa SADOP, de la que se conservan unos pocos dibujos en su estado de emplendor, con su enorme cartelera con el escrito: MATADERO y junto a la torre-cuchillo-facón lo transforman en un verdadero adelanto del Edificio Anuncio... pregonado por Robert Venturi unos treinta años después...
Llegamos a Carhué por la noche y nos instalamos en las cabañas. Con el grupo viajero compartimos un asado colectivo, bajo las certera conducción de la parrilla de Leonel Barila docente del taller.
Al día siguiente nos esperaba el último y extenso recorrido del viaje...
Amanecimos en Carhué para irnos a Guamini, para visitar la expresionista Municipalidad (1937) construída por SUMBRE y Cia. inspirada en la torre Einstein de Erich Mendelsohn (1920) con sus voladizos y una interesantísima disposición urbana que siempre nos recuerda la presencia de la Pampa...
El almuerzo lo hicimos con un picnic colectivo y nuestras viandas en el antiguo Matadero de Guamini (1937) que reproduce el motivo expresionista curvo en su torre, de 40 metros de altura, es la más alta para un matadero.
Al mediodía partimos a Pellegrini, último mojón de nuestra ruta Salamonica a visitar su estupendo Palacio Municipal, con una situación urbana impecable de ejes quebrados y su doble faz, dando a ambos lados de la ciudad.
Un pensamiento al final del recorrido de casi 1500 km en tres días,  media docena de ciudades y una docena de obras, atravesando la vastedad de la llanura infinita que nos recuerdan estos pasajes preclaros de Ezequiel Martínez Estrada y su Radiografía de la Pampa (brillante ensayo antropológico y filosófico, contemporáneo a las obras de Francisco Salamone  en los años de la Infame Década del Treinta de la Argentina...)


“Hacia el revés del tiempo”:

Cada día de navegación, las carabelas desandaron cien años… El viaje se había hecho a través de las edades, retrocediendo de la época de la brújula y la imprenta —la modernidad— a la edad de piedra tallada…
A estas tierras detenidas y que todo lo detienen en el umbral de las edades antropológicas, se las llamó Nuevo Mundo, y este nombre erróneo, como el de América, perduró.

Es que no somos un pueblo nuevo, ni un paisaje nuevo, ni un ensayo último… éramos antigüedad y fuimos poblados por una nación de tipo antiguo que ya era arcaica en Europa del 1500… 
Somos herederos de una cultura estacionaria,
que permanece estacionaria y que carece del poder íntimo para evolucionar con intrepidez hacía formas civilizadas complejas de porvenir…

La misma empresa  extemporánea del Descubrimiento obedeció más bien que a una voluntad intrépida de dar vida, al deseo de conquistar una reliquia: el sepulcro de Cristo…, lo que era más material que su cuerpo, lo que tenía la estructura de su vida: la tumba…"

Fotos grupales de Maximiliano Lombardo (Gracias Maxi!)
Material fotográfico adicional de Epecuén y sus ruinas y el Matadero inundado de Martín Cohen, el resto de las fotos y material de archivo de AVB.

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jueves, 20 de septiembre de 2018

En la biblioteca...

En el día de hoy un grupo de estudiantes del taller y docentes nos encontramos en la biblioteca de la FADU UBA para hablar de libros!

La ocasión sirvió para mostrar algo de la colección maravillosa que atesora nuestra facultad.
Nos concentramos en ver los orígenes de la sistematización de la enseñanza del proyecto, contemplando los libros de los cursos que J. L. N. Durand (1760-1834) impartía en la École Polytechnique de París. Alumno de otro grande, Etienne Louis Boullée (1727-1799) estos libros de fines del siglo XVIII que atesora nuestra biblioteca, eran parte de la formación cotidiana de los arquitectos de aquellos años y de los primeros en formarse en la antigua  Escuela de Arquitectura de la UBA que dependía de la Facultad de Ciencias Exactas.

Estos libros forman parte de la colección de más de 600 ejemplares desde los siglos XVI a XIX que atesora la biblioteca y tuvimos la ocasión de contemplarlos en vivo y en directo junto a los interesantes comentarios del Arq. Jorge Gazaneo (a cargo de la colección de libros antiguos) y Alejandro, flamante director.

Completamos el rally por los libros viendo otros ejemplares de la Opera de París de Garnier, Otro con los dibujos de la Biblioteca Laurenciana en Florencia de Miguel ÁngelHuellas de edificios de nuestro local Eduardo Sacriste (1905-1999)-
Sacriste maestro de arquitectos en la mítica Escuela de Tucumán, recopila en sus Huellas improntas de edificios notables de la historia de la arquitectura, todos a una misma escala (1:200 reducido a la mitad) para poder comparar!

Una jornada entre libros abiertos de arquitectura...
Y como dice Marguerite Duras "Un libro abierto también es la noche..."

Fotos de Rodi Torrás, Nicolás Gonzalez Abbati, Atilio Pentimalli, Magdalena Tagliabue y Joaquín Rubí.