Erik Gunnar Asplund proyecta y construye en Estocolmo, Suecia, esta biblioteca municipal entre los años 1920 y 1928.
En un clasicismo ascético y monumental Asplund se inspiró al concebir su proyecto en dos referentes notables.
Uno es la puerta de La Villette de Ledoux de 1780 del cual toma la forma del cilindro y sus aventanamientos que emergen de un cuerpo cuadrangular más bajo, mediando magistralmente las diferentes escalas, desde el parque al hombre.
El otro referente conceptual es la Biblioteca Nacional de Boullée. Del que tomó la idea de un gran recinto con cúpula (en el caso de Boullée, abovedado) de una pared de libros que escalonadamente envuelven a los lectores que se ubican en el centro.
La Biblioteca nos dá la bienvenida a través de un estrecho portal que da acceso a una escalera acorde en escala, a través de la cual se emerge al espacio circular central en el piano nobile que es la sala de lectura con los libros alrededor.
Tres alas rodean a éste Pantéon central de libros y lectores con un criterio similar: los libros en la perifería, los lectores en el centro.
La iluminación natural es siempre natural y se dá a través de los aventanamientos corridos superiores.
Asplund apela a la tradición de la arquitectura clásica.
Tradición -como decía Kahn- ES sentido de validez, y paradojalmente de FUTURO...
Aquí la originalidad no tiene ningún valor... Por el contrario de lo que se trata y resulta más valioso, es COPIAR ALGO Y SUPERARLO, pero con más Aura...
Algo de esto parece decirnos el proyecto de Asplund, que contrario a toda contemporaneidad que busca una ORIGINALIDAD vacía, nos dice que el verdadero arte ES IMITATIVO, pero ANIMADO por ese SOPLO primordial... que es su AURA.
Asplund imita el gesto de otros creadores, pero su creación animada, crea un edificio único, que aún hoy en día sigue irradiándonos...
Asplund imita el gesto de otros creadores, pero su creación animada, crea un edificio único, que aún hoy en día sigue irradiándonos...
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