Mostramos un video con una de las secuencias en clase del ejercicio, más algunas fotos, y una selección de los resultados de las diferentes etapas (tres) que tuvo la experiencia acontecida en el taller.
Finalmente nos pareció apropiado incluir una de las memorias al final del posteo.
Agradecemos por las fotos y el video a Martín Cohen.
(1) memoria de Pablo Feijóo.
…¿Quien es un
autor?...,
se pregunta y plantea Michel Foucault, dando una explicación adormecedora y de faustos fundamentos, con un gran
esfuerzo por convencer a quien lo lea o escuche, un viaje infinito de idas y
vueltas, con saltos insalvables, utilizando a su vez nombres de autores, para justificarse, es como
si quisiera explicar que es, una piedra, diciendo que una piedra, es una
piedra, será acaso que los citó, para jactarse de sus conocimientos, su
erudición, porque estaba fascinado con ellos, o por envidia?, una explicación
donde la esencia se evapora por la densidad de su diatriba.
Filosofía,
muerte, autor, tesis, hipótesis, ego, Freud, Sócrates, Sade, poco espacio queda
para la verdad. Y en este caso la verdad no es mas que la obra. Al pararnos
frente a la obra la pregunta de, quien es el autor?, se desvanece rápidamente,
no es importante, pero si la obra y el impacto que nos ocasiona.
A
primera vista en el esquicio, nos encontramos con un mundo ajeno, la obra de
otro, algo similar al mundo de David Hume del cual habla John Wilkins, …el
mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo
abandono a medio hacer…, y es ahí donde nosotros como nuevos autores
intervenimos, tratando de entender, de subsanar aquello a lo cual no le
encontramos solución o significado aparente. Como si fuera el David a medio
terminar, seguimos esculpiendo la obra sin saber si esta parado o sentado, con
algún harapo o completamente desnudo. El tiempo se termina y abandonamos la
obra, tal vez nuevamente inconclusa.
Volvemos
a nuestra primer obra, aquella que fue intervenida, ya sea mutilada o
sobrecargada por completo, por otro autor, dado que el equilibrio es algo
impensado, puesto que dos mentes separadas trabajando, son como dos manos sin
un torso que las una.
Asombrados
y pasmados, quedamos paralizados ante la nueva obra, …quien es el autor?,
Foucault se vuelve a hacer presente, intentando taladrar con su pregunta, pero
nuevamente, el enfoque es el equivocado, la obra lo es todo.
Lo esculpido
por uno sumado a lo esculpido por otro hacen a la obra, con una intención, casi
inocente, de tratar de armar un rompecabezas, de dos tipos diferentes tal vez,
en esta ocasión haya que darle la razón a Foucault, cuando dice, …
apenas esbozados, todos estos agrupamientos se deshacen, porque la ribera de
identidad que los sostiene, por estrecha que sea, es aun demasiado extensa para
no ser inestable, y al infinito el enfermo junta y separa sin cesar, amontona
las diversas semejanzas, arruina las mas evidentes, dispersa las identidades,
superpone criterios diferentes, se agita, empieza de nuevo, se inquieta y
llega, por ultimo, al borde de la angustia. (1)
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