jueves, 21 de septiembre de 2023

VIAJE A TUCUMAN-LA RUTA DE EDUARDO SACRISTE

 

SABADO 2 DE SEPTIEMBRE

Iniciamos nuestro viaje número 36 llegando al aeroparque de la ciudad de Buenos Aires, bien temprano para abordar nuestro vuelo a Tucumán. La mañana estaba lluviosa y la lluvia siempre es un buen augurio para un inicio, en este caso nuestro viaje para recorrer las obras del Maestro Eduardo Sacriste en Tucumán.

Nos encontramos con el equipo docente y los estudiantes de ambas facultades (UBA y UB) para hacer el embarque.

El viaje como todos los que hacemos en el  taller, tiene el sentido de eso que bien señala Sacriste: "La necesidad imprescindible de aprender, no con la lectura de libros, sino por medio de la lectura de la realidad que nos circunscribe". 

"El conocimiento", agrega el Maestro, "es la suma penosa de pequeñas experiencias..."


Llegamos al aeropuerto internacional teniente Benjamín Matienzo de la ciudad de San Miguel de Tucumán a las 10.30 hs. después de casi dos horas de vuelo. El grupo de 72 pasajeros entre estudiantes y docentes del taller, nos dirigimos a los 3 micros que nos esperaban para ir al hotel, hostales y a nuestro primer encuentro: La Casa Histórica de Tucumán, el lugar donde se celebró nuestra Independencia un 9 de julio de 1816.

El solar estaba ocupado por una antigua casona de patios,  colonial, con techos de tejas y galerías,  pero fue demolida... En el siglo XX y por una decisión política fue reconstruída para preservar la memoria de nuestra Independencia. Lo único original, como bien indican los carteles es el antiguo Salón donde se hizo la Jura.

Nos juntamos con el grupo en uno de los patios y les contamos a los estudiantes la importancia de este lugar y los hechos acontecidos. No hubiese existido la Arquitectura Argentina sin la declaración de nuestra Independencia del Reino de España.
Un detalle de color fue presenciar el cambio de guardia de la Casa, que justo se daba en ese momento.

Salimos al mediodía de la Casa Histórica y nos dirigimos con los micros al cerro San Javier. Para llegar atravesamos la ciudad de Yerba Buena, una pintoresca urbanización, con mucha presencia de espacios verdes y frondosa vegetación. Lapachos con flores blancas, amarillas, coloradas y azules nos acompañaron en nuestro recorrido.

Al llegar después de un zigzagueante recorrido por la montaña, nos encontramos con nuestro anfitrión el arquitecto Javier Ruiz Quaia. Javier compartió nuestro almuerzo en el Caiquen y nos acompañó a recorrer las obras de Sacriste en San Javier. Desde acá te damos nuevamente las gracias por tu tiempo y entusiasmo!


Luego de almorzar unas típicas empanadas tucumanas aderezadas con limón (Tucumán es el primer exportador Nacional de limones), fuimos a recorrer una de las obras Maestras de nuestra ruta: La Casa García Bernasconi de la que dimos cuenta en un reciente posteo del AVBlog.

Nos recibieron los actuales dueños, Álvaro García y su mujer María Magdalena Godoy. Álvaro, hijo de Roberto García y Teresa Bernasconi, los dueños originales de la casa y amigos personales de Sacriste, conservan la habitación pequeña donde el arquitecto se alojaba en sus estadías en San Javier junto a un pequeño tablero de dibujo.
La tarde estaba soleada y la temperatura acorde, habíamos dejado atrás la llovizna de la capital al subir al cerro. La casa como bien decía Sacriste parafraseando a su maestro Wright, "es la inspiración de un sitio".
Y en otro texto agrega: "Si ustedes leen la autobiografía de Wright encontrarán que el dice que nunca debe colocar sobre la parte superior de la loma un edificio, que éste debe envolver la loma, como la pestaña al ojo..." Gran lección del Maestro de Taliesin que nuestro arquitecto respeta a la perfección.
La casa en San Javier se implanta en un punto intermedio de la pendiente del terreno envolviéndolo. La obra se adapta al desnivel existente, y se abre a las mejores vistas y orientaciones de un modo magistral.
Una cubierta de tierra y pasto, actúa como efectivo aislante térmico, además de la mimesis que logra con el paisaje preexistente. El uso de la piedra local en los muros es otro recurso térmico y constructivo, que bien hacen de esta casa un Manifiesto de modernidad apropiada, acorde a la cultura del lugar. Un envigado de losa de hormigón con suave pendiente y alero completan la magistral lección de arquitectura, sin ser pintoresquismo.

La forma en que la obra enmarca el paisaje con mínimos recursos, como la curva o la galeria de acceso, a la que se desciende un par de escalones, dan la escala apropiada.
Como dice Sacriste: "La proporción es un instinto" y la misma se aprende mirando...

El interior de la casa, merece un comentario aparte. De pequeña escala, la casa tiene sólo 120 m2 cubiertos, desarrolla la articulación de los espacios público y privado a través de un recurso bien local, la Directriz de eje quebrado, como lo enuncia Chueca Goitia en su Manifiesto de la Alhambra para toda la arquitectura de origen hispano-americano. Modo de componer y articular los espacios que Sacriste privilegia en su casa en San Javier y como veremos, también en Tafí.

La ventana es una lección de arquitectura aparte: es el Lugar ventana, bien enunciado por Christopher Alexander, en el Lenguaje de patrones. Un vano profundo que permite sentarse, alojar unos cacharros, contemplar el paisaje, y dar la escala de intimidad al estar.
Al finalizar la visita, nos sacamos con todo el grupo y los dueños de casa la clásica foto grupal, en la previa unas bellas clivias naranjas ya florecidas, daban el marco apropiado para la foto.



Desde allí partimos, bien entrada la tarde a nuestro próximo destino las ruinas de la Ciudad Universitaria  en los cerros de San Javier  del que dimos cuenta en un reciente posteo del AVBlog. Obra emblemática de nuestra modernidad, realizada entre otros por un grupo de arquitectos notables que trabajaron en la Universidad de TucumánHoracio Caminos, Eduardo Catalano,  Diego Díaz Puertas, José Alberto Le Pera, José Liebich, Carlos Marfort, Rafael Onetto, Carmén Pages, Carlos E. Robledo, Eduardo Sacriste, Enrico Tedeschi, Jorge Vivanco, Hilario Zalba...

Llamó nuestra atención la particular estructura de este Superbloque, que como testigo de aquel proyecto, hoy yace como ruina moderna en el bello paisaje del cerro...

Caía la tarde y nos quedaban las últimas luces del día. No queríamos perder de conocer las Residencias Universitarias de Profesores de este magnifico complejo, que lejos de estar en ruinas, se mantiene en uso por la Universidad Nacional de Tucumán. Es un magnifico ejemplo de arquitectura —un conjunto de casas y viviendas agrupadas por patios en el paisaje— que se apropia del territorio sin dominarlo, en el cerro San Javier.

Nos encontramos el grupo llegando en nuestros micros, en el acceso del complejo: un patio da la bienvenida, luego de recorrer la promenade arquitectónica con pilotis y apropiadas vistas al cerro...

Comenzamos a descender y recorrer algunas de estas magnificas viviendas; modernas en su concepción, apoyadas en un típico basamento de piedra local, las mastabas. Construcciones macizas de forma generalmente rectangular con los muros ligeramente inclinados, utilizadas en muchos asentamientos prehispánicos.

 

Al caer la noche, retornamos por el camino zigzagueante, bajando el cerro a San Miguel de Tucumán, previo paso por los hostales y hotel, fuimos con todo el grupo a cenar a un restaurante del centro, comidas regionales: Empanadas, Humitas, Tamales, Locro y Postres tradicionales como el Quesillo con Cayote.

DOMINGO 3 DE SEPTIEMBRE

El domingo amaneció nublado y con algunas lloviznas en San Miguel de Tucumán, nos encontramos con el grupo en la plaza Independencia para emprender junto a los micros que nos esperaban nuestro viaje a Tafí del Valle.

Nos dirigirnos hacia los famosos campos de Acheral, desde el micro vimos a la pasada distintos pueblos tucumanos, como las ruinas de la misión Jesuítica San José de Lules, conjunto conformado por una iglesia y un claustro dedicado a la producción de caña de azúcar.



Llegando al pedemonte vimos desde la ruta el ingenio Santa Lucía, un antiguo ingenio azucarero que funcionó hasta 1968 cuando se cerraron la mayor parte de los ingenios tucumanos luego de largas huelgas de sus trabajadores. Durante la última dictadura militar se utilizaron las instalaciones del ingenio como centro clandestino de detención.

Inmediatamente después realizamos el ascenso hacia el valle de Tafí, siguiendo el curso del río Angostura, por un camino zigzagueante entre las yungas tucumanas, un recorrido icónico del norte argentino.

Realizamos una breve visita a la Reserva arqueológica Los Menhires, donde vimos monumentos liticos, trabajados en piedra de granito por pueblos originarios del valle de Tafí, las tallas presentan motivos antropo-zoo-mórficos y están datados entre 200 a. C. y 800 d. C.

Llegamos al mediodía a la rotonda de acceso a Tafí Del Valle y almorzamos en el restaurante "El Museo" donde comimos comidas tradicionales un breve paso por el Museo Jesuítico La Banda, que estaba siendo refaccionado y por ello no pudimos entrar, nos llevo a nuestro siguiente punto del recorrido. Ubicada a 1 km de distancia de la estancia jesuítica, la maravillosa casa de Otto y María Paz de Hilario Zalba, nos esperaba junto a sus dueños.

Un par de Adelantados, comandados por Juana y César, docentes del taller, se acercaron a la casa para ser recibidos por los dueños y así poder entrar con el grupo, que venía en los micros.

Nos recibió el matrimonio de Otto y María Paz, dueños originales y amigos de ese gran Maestro de nuestra modernidad que fue Hilario Zalba. Del arquitecto dimos cuenta el año pasado en el blog, de una pequeña pero gran obra que visitamos en Chapadmalal, la Casa Daneri, que hizo junto a su socio Bonet.

La casa como observamos en las fotos originales de la obra contaba originalmente con un techo de paja, siguiendo los lineamientos de la arquitectura inspirada en el entorno de Tafí. La planta muy compacta es de una sabiduría magistral. El hogar ubicado en el centro, con un espacio fuelle que da a los dormitorios, permite a partir de esta sencilla solución preservar todo el calor sin desperdicio de energía hacia el exterior calefaccionando la casa en los fríos inviernos de Tafí.

Luego de conversar con sus dueños nos sacamos todo el grupo la clásica foto grupal, a los pies del "Rancho de Otto", tal como lo denominan algunas publicaciones que amorosamente guardan los propietarios; de ser vivienda de vacaciones pasó a ser permanente.


A los pies del hermoso valle de Tafí...


...volvimos luego de esta visita a nuestro hospedaje para recorrer desde allí a pie otra obra emblemática de Sacriste: la Casa Torres Posse, de la que dimos cuenta en el blog en un reciente posteo.
La obra se implanta de forma magistral en el punto más bajo del extenso predio, quebrando el eje de composición de un prisma rectangular de piedra del lugar. En el punto de quiebre se ubican la escalera y el acceso a la vivienda.
En el contrafrente observamos como el volumen se quiebra y toma el desnivel natural resolviendo con ello la relación entre lo público y lo privado que proponía el programa, una casa de vacaciones para una familia numerosa, hecho que se ve en corte.


Regresando en los micros al hostel, luego de la visita a la casa, Alejandro recibe una llamada de Magdalena Godoy, propietaria de la casa García Bernasconi, que habíamos visitado el día anterior, proponiéndo nos hicieran una entrevista contando las peripecias de nuestro viaje al diario La Gaceta de Tucumán. El reportaje fue grabado en el micro por el periodista  Joel Katz, a quién agardecemos desde acá por su profesionalismo y las fotos las aportó nuestro fotógrafo oficial, Hilario Martínez, estudiante del taller de A3, que había tomado las mismas del grupo.
La nota ocupa una página completa de la edición del diario del 6 de septiembre de 2023 y es anunciada con un copete en la tapa, con la foto grupal que obtuvimos en la casa de los Paz de Hilario Zalba.

Cayendo la noche, retornamos al hostel a cenar y compartir un fogón improvisado con el grupo viajero. El lunes nos esperaba un extenso recorrido para llegar a Amaicha del Valle y visitar algunas obras más y retornar a última hora a Buenos Aires.


LUNES 4 DE SEPTIEMBRE

Desayunamos temprano en la galería del hostal de Celia y el día amaneció bien soleado en Tafí. Preparados para irnos a la ciudad sagrada de los Quilmes, previamente visitamos un par de  estupendas casas.

Saliendo de Tafí se encuentra un barrio de destacada arquitectura, donde construyeron maestros de la talla de Sacriste, Zalba y Tedeschi. En una pequeña calle cortada encontramos la casa Arizmendi de Eduardo Sacriste y la Casa Zalba, de Hilario Zalba. De Tedeschi lamentablemente no queda nada en pie en condiciones de ser visitado y apreciado. Refleja el poco interés que en general tenemos por nuestro patrimonio moderno.

Hilario conoce Tafí Del Valle en 1947; queda fascinado por el lugar y en un loteo compra un terreno junto al arquitecto italiano Gino Calcaprina, quién instala una casa prefabricada metálica traída de Italia. 

Pasaran más de 20 años, cuando Hilario decide jubilarse, radicarse en Tafí y hacerse su casa.

De una imagen austera, es producto del profundo análisis que este arquitecto aplica a todas sus obras, por eso las diferencias entre sus arquitecturas, no existe la receta ni la moda.

A la casa de 138 m2 de superficie cubierta, no le falta ni le sobra nada, las observaciones de Zalba de la arquitectura del lugar y las características de zona sísmica, hacen que el arquitecto adopte el adobe, cumpliendo este material una doble función, aislante y portante. La base de piedra del lugar es la que siempre se uso en la zona (lo habiamos visto ya en las residencias universitarias para profesores de la UNT). Al profundizar en la observación de la casa vemos que responde a una modulación estricta, con vigas compuestas como estructura de techo, cañas como entablonado y chapa de acero galvanizado en la cubierta. 

Lamentablemente le agregaron una galería que vemos en la foto grupal que nada aporta al planteo original.




Casi enfrentada a la casa Zalba, nos encontramos con la casa Arizmendi de Sacriste.
Cuando Segundo Raúl Arizmendi le encargó el proyecto de una casa de fin de semana en Tafí del Valle, Eduardo Sacriste ya había cultivado una relación con la familia, una constante con sus clientes. El arquitecto optó por el color rojo terracota, contrastando drásticamente con el verde del paisaje, situación inusual para el lugar y la época. Sin embargo, notablemente y a pesar de la oposición por el color, la casa se arraiga al terreno gracias a su emplazamiento y a su eje de composición quebrado, decisiones proyectuales que siguen eficientemente la cota de nivel. Al mismo tiempo Sacriste logra una orientación Norte-Sur, lo cual permite una óptima iluminación y ventilación. La posición estratégica de la casa en el terreno, saca el mayor provecho de las visuales del hermoso valle de Tafí y es una magnifica lección de arquitectura.

La clásica foto grupal coronó nuestra visita a esta estupenda obra. Desde allí nos dirigimos a la ciudad sagrada de los Quilmes, último destino de nuestro viaje a Tucumán.

Realizamos este recorrido pasando por el punto de mayor altitud de todo nuestro viaje, “el infiernillo” (3.042 m.s.n.m) desde donde tuvimos fabulosas vistas hacia el valle de Tafí y el valle de Amaicha en relación directa con las nubes. Hicimos una parada para contemplar este hermoso paisaje de nuestro recorrido.

A partir de este punto el paisaje cambia considerablemente y nos adentramos en un área desértica dominada principalmente por El Cardón, una cactácea gigante originaria de las zonas altas de los andes que puede alcanzar los 10m de altura y produce una madera aireada utilizada para artesanías y construcción de cielorrasos.



Llegamos a las puertas de la ciudad sagrada de Quilmes. Un espacio fundamental para conocer la cultura de nuestros pueblos originarios. Los estudios indican que era un agrupamiento de viviendas muy densamente poblado, considerándolo una de las primeras ciudades construidas en Argentina, se estima una población estable de entre 3.000 y 5.000 habitantes, que ocupaban estratégicamente la ladera del cerro, para defenderse, desde allí controlaban el valle del río Santa María que confluye con el río Calchaquí a la altura de Cafayate.

El valle irrigado por el río permitía producir alimentos, y con represas sobre los pequeños cauces que bajan desde los cerros abastecieron a la ciudad de agua potable.

Se cree que la ciudad abarcaba un área de 3km2 y cercana a ella se encontraban otras ciudades en distintos cerros pertenecientes al mismo pueblo Quilme y a sus enemigos los Calchaquíes.

Lamentablemente no pudimos acceder al área sagrada por un conflicto entre las autoridades locales y las comunidades del pueblo de Amaicha.

Decidimos —después de esta larga travesía que valió la pena hacer por el estupendo paisaje que vimos— volver a la Plaza San Martín de Amaicha del Valle, un pintoresco pueblo de los valles calchaquíes donde habitan los descendientes del pueblo Quilme, la comunidad al día de hoy se organiza por medio de instituciones ancestrales como el cacicazgo y el consejo de ancianos. Luego de muchos años de lucha lograron que el estado argentino reconozca un artículo de la cédula real que otorgaba al pueblo Quilme las tierras del valle de Amaicha.

Vimos en Amaicha las tradicionales construcciones de adobe realizado en la región como la Iglesia de San Ramón Nonato, frente a su plaza principal, donde volvimos a hacer la clásica foto grupal y una particular con el equipo docente viajero a pleno.

Nos despedimos de los valles calchaquíes para desandar nuestro camino hacia la ciudad de San Miguel de Tucumán, con destino directo al aeropuerto para volver a Buenos Aires...

Agradecimientos: 
A todo el equipo docente del taller AVB UBA/UB por la organización y logística de este viaje bien complejo de organizar.
A los propietarios que generosamente nos abrieron las puertas de sus casas de Sacriste y Zalba, Alvaro García, María Magdalena Godoy, Otto y María Paz.
Al arquitecto Javier Ruiz Quaia por ser nuestro anfitrión local y mostrarnos las obras de San Javier.
A la gente de la Gaceta de Tucumán y Joel Katz en particular por hacer un  gran registro periodístico de nuestro viaje.
A la gente de los hostales, hoteles y empresas de micro que nos trataron en todo momento con suma hospitalidad.
A los fotógrafos del taller: Hilario Martínez, Francisco Tamargo, Tomás Hausemer, Mairon Saavedra e Iván Sipavicius por las fotos utilizadas para este posteo.
A todos los estudiantes que nos acompañaron en esta nueva aventura del taller AVB para conocer lo mejor de nuestra Arquitectura.

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