sábado, 12 de julio de 2008
Pedagogías del desierto...
"El desierto es el paisaje de la trashumancia, el que, paradójica y pedagógicamente, por no tener caminos todo él es camino.
Donde no hay meta no hay el estar perdido...
El desierto comparte el destino, la gracia del laberinto: perderse para salir.
Salir en el perderse"... (1)
Bien nos dice el poeta que todo desierto nos propone una pedagogía, "la de estar perdido", "la de perderse para salir". Añade también que esta pedagogía comparte "la gracia del laberinto" que como ya sabemos "es la gracia de la creación". Y cuando se trata del conocimiento de una realidad noble, es necesario perderse en el objeto, pues esto es mucho más fecundo para la personalidad que plegarse "reflexivamente" sobre él.
El pintor Paul Klee sostenía que conocer "es un viaje al interior de lo desconocido", lo que uno pinta después es siempre el regreso...
O sea primero es el encuentro, que es el contacto con la realidad "que abre un ámbito" -en este caso nuestro Río- en el que uno tiene que perderse para recuperarse orgánicamente integrado a ese conocimiento.
El hombre se supera en lo que lo supera.
Y lo que no depende de nosotros, es lo único que nos salva...
(1) Hugo Mujica, Flecha en la Niebla.
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