martes, 23 de diciembre de 2008

Feliz 2009!!!


Es el deseo de todo el taller AVB para cada uno de ustedes!!!

jueves, 18 de diciembre de 2008

Asado de Fin de Año


El sábado 20 de diciembre tenemos nuestro AVB Asado de Fin de Año, a las 20 hs. en Moldes 2553, Belgrano.
Los esperamos a todos; docentes y alumnos UBA y UB!

fotografía: Asado criollo del criollo Marcos López, talentoso santafesino mundialmente reconocido por sus series Pop Latino y Subrealismo Criollo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

expo 2008



Inauguramos mañana jueves 11 en el taller 115 de la FADU UBA, la exposición anual de trabajos de arquitectura 1 y 2, con una muy buena selección de lo producido este año. La convocatoria es desde las 9 hs. hasta las 13 hs.
Recordamos también que la clase de cierre es en el aula 305 a partir de las 9 hs.
Los esperamos!

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Clase de cierre+Expo 08+cremortártaro 3


Anunciamos que el próximo jueves 11 de diciembre será nuestra clase de cierre a partir de las 9 hs. en el aula 305 de la FADU UBA, y luego la inauguración de nuestra exposición de trabajos en el taller 115 del primer piso. Presentaremos ahí nuestro 3º número de cremortártaro, la revista digital del taller. Los esperamos a todos!

jueves, 27 de noviembre de 2008

Duchamp en Buenos Aires 2


Marcel Duchamp tiene por vez primera una exposición de sus obras en Buenos Aires. Duchamp que vivió de incógnito en la ciudad allá por el año 1918, hecho del que dábamos cuenta en un posteo del mes de octubre (2008) es hoy una de la figuras claves del arte del siglo XX. Junto a Picasso, tal vez ha sido el artista de mayor influencia, pues redefinió el arte moderno, entre otros conceptos, con el de los ready mades.
El decía: "el objeto ya esta dado, la intervención del artista es, pues meramente intelectual, inaprensible en términos materiales" y luego agregaba: "la elección de los ready mades, esta basada en la indiferencia visual, al mismo tiempo que la ausencia total de buen o mal gusto".
Paradojalmente fue el padre del arte conceptual, aunque su obra en términos materiales más que por conceptos, está construida por elementos encontrados, sutilmente distorsionados de contexto o simplemente de posición.
Su obra más que abstracta, como un concepto, era absolutamente concreta...

Recomendamos que vean esta muestra en la Fundación Proa Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca. De martes a domingo, de 11 a 19hs. Hasta el 1° de febrero. Entrada: $10. Estudiantes: $6 y jubilados: $3.

imagen: Marcel Duchamp, Ready made: Rueda de bicicleta, 1913.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Invitacion

Nuestro amigo Leonello nos manda esta invitacion:


Amigos, quiero invitarlos este jueves 27 al CCEBA (paraná 1159) en donde se va a mostrar el trabajo desarrollado en el medialab durante este año. Ahi se van a montar una serie de artefactos en los que estuve trabajando...esta puesta particular se llama: veinte estados de ánimo/música para toda ocasión.
Los espero...un abrazo Leonello Zambon.

links:


martes, 25 de noviembre de 2008

Lasdun y Kahn


A principos de 1970, Denys Lasdun y Louis Kahn coincidieron y formaron parte del Comité para la reconstrucción de la sinagoga de Hurva en Jerusalem, a instancias del alcalde de la ciudad Teddy Kollek.
El alcalde seleccionó a Lasdun entre otras cuestiones luego de haber visitado el Teatro Nacional en Londres, obra maestra del arquitecto inglés.
Lasdun y Kahn, no sólo coincidieron en esta parte de sus vidas profesionales, sino también en muchas de las ideas que inspiraron sus arquitecturas. Basta recordar a Lasdun diciendo: "todo gran edificio tiene su esencia en una idea, idea que es germén y que debe expresar por ella misma cada parte y cada detalle del mismo".
Algo parecido podría suscribir Kahn cuando dice: "La Forma es la realización de una naturaleza, compuesta de elementos inseparables. Si se sustrae uno de sus elementos la Forma debería cambiar"...

Imagen: corte y maqueta de la sinagoga en Hurva, Jerusalem, Denys Lasdun, 1970. Fotografía de Lasdun y Kahn en Jerusalem, principios de 1970.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Denys Lasdun



Denys Lasdun, arquitecto inglés, pionero de la modernidad en su país en el siglo XX, fue también pionero en la búsqueda de un lenguaje moderno que arraigara en la tradición.
Tradición como un SENTIDO de validez.
Así para Lasdun la arquitectura, antes de ser la respuesta contingente a un problema, era más importante para él ESA CONSONANCIA, con lo que él denominaba LA AUTENTICIDAD DE LA OBRA COMO TOTALIDAD (the architectural authenticity of the whole work). Y esta autenticidad existía para Lasdun sobre todo en el pasado.
Y eso no implicaba hacer historicismo o usar ordenes clásicos.
Por el contrario miraba con profundidad los edificios vernáculos, como los de la tradición funcional inglesa y sus arquitecturas ladrilleras para encontrar inspiración. Tal el caso de la obra que mostramos, el Fitzwilliam College en Cambridge.

Lasdun decía: "Las ideas son particularmente importantes en un período de formación, como así también el estudio de la arquitectura vernacular. Aunque hay que saber también que el lenguaje de la arquitectura necesaria, aún no está entre nosotros. La única manera de avanzar hacia esa arquitectura es la aceptación y el estudio de la tradición y sus valores, para poder así crear edificios monumentales de alta intensidad poética..."

Denys Lasdun, Fitzwilliam College, Cambridge, Inglaterra, 1961/67.
Cita: Thoughts in progress, Architectural Design, 1957.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Alvaro Siza; salvando las turbulencias

Dice Siza: "Lo que a mi me gustaría es no tener que hablar... no tener que definir competencias que resultan impermeables o incomunicables como la ARQUITECTURA. NO DEBERÍAMOS DEFINIR, PORQUE SIMPLEMENTE NO ES BUENO DEFINIR."
Y si observamos algunas imágenes de su obra para las piscinas en Leca da Palmeira en Portugal, complejo que incluye además de las piscinas para niños y adultos, vestuarios, un restaurant, bar, locales de servicios para personal, etc. Lo que vemos en las imágenes es la "falta de retórica" del programa, su falta de definición; o lo que es lo mismo, el programa son los muros, los intersticios, los vacios creados entre el paisaje natural y el artificial. Y es a partir de allí, de lo que NO SE DICE, que la ARQUITECTURA HABLA.
Mirar una simple carpinteria o un muro, es sumergirse antes que nada en el SILENCIO DE LA OBRA, y esto es SALVAR LAS TURBULENCIAS, o lo que es lo mismo, la simple CONTINGENCIA...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Ciclo de Cine y Documentales de Arquitectura y Ciudad

Martes 18 de noviembre a las 19 hs.
Aula 5-2 5º piso, Universidad de Palermo. Jean Jaures 932. Buenos Aires

Orden en el caos. Alvaro Siza
Episodio de la serie documental Elogio de la Luz, producida por TVE
Dirección: Juan Manuel Martín de Blas
Duración: 30 minutos

Anticipando la visita de Alvaro Siza a la Universidad de Palermo con motivo de su participación como jurado del Premio Década del corriente año, se proyectará este documental en el que el mismo Siza recorre aspectos de relevancia de la producción de diversas obras de su extensa y reconocida carrera.

La proyección del film servirá como introducción para un momento posterior en el que se invita a todos los presentes a ensayar un comentario sobre una sola imagen escogida de entre todas las obras del arquitecto portugués

Se invita entonces a los concurrentes a traer una imagen en soporte digital (.jpg) para ser proyectada en la sala y activar mediante el relato individual una discusión colectiva.

Se intentará de ese modo construir un catálogo sobre el autor, un recorte colectivo a partir de las valoraciones rescatadas por el grupo de asistentes

Entrada libre
Coordinación: Gustavo Diéguez y Mario Gagliano

jueves, 13 de noviembre de 2008

Plano Ludwig (detalle)



El Departamento de Cartografía del Taller AVB comparte hoy un detalle del llamado Plano Ludwig de Buenos Aires del año 1892.

El título completo del plano original es el siguiente:

Ciudad de Buenos-Aires y Distrito Federal publicado por Pablo Ludwig, Cartografo Segun los datos oficiales y observaciones propias. 1892. Es propiedad del editor. Compilado, dibujado y grabado por Pablo Ludwig, Buenos Aires. Imp. Est. Grafico de Gunche, Wiebeck y Turtl. San Martin 315 Bs. A ... (con) Parque de Palermo. (con) Isla de Martin Garcia.

Se trata de un plano de bolsillo, de 66x85 centímetros, en escala 1:35.000.

El recorte corresponde al ángulo superior izquierdo, donde se incluye un plano de la Isla Martín Garcia que superpone lo existente con un proyecto que comprende, entre otras intervenciones, una compleja red de muelles conectadas por tranways y ferrocarriles.

martes, 11 de noviembre de 2008

POETA: "desconocido legislador del mundo"




"Entonces como ahora sabía yo que solamente él podía tener la profunda visión interior inspiradora que se necesita para dar a la sociedad humana respuestas verdaderas -respuestas siempre relacionadas con la filosofía continuamente nueva-. Sí, yo sabía aún entonces que las revelaciones necesitadas por la sociedad americana para acompañar nuestra nueva declaración de fe en el hombre no tenían posibilidad de surgir de la ciencia. Entre los muchos poetas que conocí y que he nombrado, no había ninguno de los arquitectos de este mundo, excepto Louis Sullivan. El poeta había permanecido demasiado ausente de la arquitectura. Tanto tiempo, en verdad, que la arquitectura no era ya considerada como un gran arte creativo..."

Frank Lloyd Wright, Testament, traducido por Delfina Gálvez de Williams, 1961.
Dibujos de Frank Lloyd Wright, Casa de John Storer, Torre de San Marcos y Centro Teatral de Dallas.

domingo, 9 de noviembre de 2008

territorios-sentidos en la FADU UBA



Los invitamos a la inauguración de la muestra anual de fotografía y video territorios-sentidos, que organiza la Dirección de Cultura de la FADU UBA, mañana lunes 10 de noviembre a las 19.30 hs. en la sala Baliero, PB (FADU UBA-Pabelllón III-Ciudad Universitaria-Nuñez).
En la misma participan alumnos y docentes del taller con fotos y videos de nuestros recientes viajes a la isla Martín García realizados durante el presente año académico 2008.
Y como decimos en el texto que oficia de presentación:

"Así TERRITORIO y SENTIDO constituyen dos de los temas centrales que a nuestro modo de ver problematizan una arquitectura culturalmente relevante. Y no es posible en la visión que intentamos trasmitir a nuestros alumnos, escindir el problema de la construcción de la arquitectura de su TERRITORIO y de su SENTIDO, y esto es porque creemos que la arquitectura es ante todo CULTURA".

viernes, 7 de noviembre de 2008

No saben que lo saben



http://es.youtube.com/watch?v=OPXvgMzbyMc&feature=related

Reemplácese el término "psicoanalistas" por el que juzgue más pertinente.

martes, 4 de noviembre de 2008

Colorear un programa





Algunos trabajos de alumnos de A1 y A2 del taller de la FADU UBA, coloreando sus programas...

domingo, 2 de noviembre de 2008

3º Ciclo de Cine suspendido!!!

por problemas tecnicos!!
disculpen

sábado, 1 de noviembre de 2008

La Carta de Lord Chandos


La Carta de Lord Chandos escrita en la Viena de principios del siglo XX por el poeta Hugo Von Hofmannsthal, pertenece a ese momento del "asombro" de la cultura, que supuso la ruptura más grande que inaugura la modernidad europea, con figuras como Kafka en la literatura, Freud en el psicoanálisis, Adolf Loos en la arquitectura y Oskar Kokoshka en la pintura.
Lo común en todos ellos era "su crítica al lenguaje" la Sprache Critic, su ferviente creencia en la incapacidad del lenguaje para representar la realidad. Realidad que por medio del lenguaje es reducida a simples conceptos y representaciones, transmisibles, comunicables, pero reducida como realidad al fin... La carta de Lord Chandos expresa ese momento cúlmine de la cultura europea en donde el creador en total empatía con la multiplicidad de la realidad que lo circunscribe sabe de las limitaciones que todo lenguaje supone para su representación y frente a ello calla, y finalmente llega al silencio...

La carta comienza así:

Esta es la carta que Philip, lord Chandos, hijo menor del conde de Bach, escribió a Francis Bacon, más tarde lord Verulam y vizconde de St. Alban, para disculparse ante este amigo por su renuncia total a la actividad literaria.

Es usted muy benévolo, mi apreciado amigo, en pasar por alto mi silencio de dos años y escribirme de este modo. Es más que benévolo al dar su preocupación por mí, a su extrañeza por el entumecimiento mental en que cree que estoy cayendo, la expresión de la ligereza y la broma que sólo dominan a los grandes hombres que están persuadidos de la peligrosidad de la vida, y sin embargo no se desaniman.
Concluye usted con el aforismo de Hipocrates Qui gravi morbo correpti dolores non sentiunt, iis mens aeggrotat (Quienes no sienten que una grave enfermedad les aqueja están mentalmente enfermos), y opina que necesito la medicina no sólo para domeñar mi mal, sino más aun para aguzar mi mente para el estado de mi interior. Quisiera contestarle como le merece de mí, quisiera abrirme del todo a usted y no sé cómo proceder.
(...) ¡Quién es el hombre para hacer planes!
Yo también jugué con otros planes. Su benévola carta también los resucita. Hinchados con una gota de mi sangre, revolotean todos ante mí como mosquitos tristes junto a un muro sombrío sobre el que ya no cae el sol luminoso de los días felices.
Quería descifrar como jeroglíficos de una sabiduría inagotable y secreta, cuyo hálito creía percibir a veces como detrás de un velo, las fábulas, los relatos míticos que nos han legado los antiguos y por los que sienten un gusto infinito e irreflexivo los pintores y escultores.
Recuerdo aquel proyecto. Se basaba en no sé qué placer sensual y espiritual: así como el ciervo acosado ansía sumergirse en el agua, ansiaba yo sumergirme en esos cuerpos rutilantes, desnudos, en esas sirenas y dríadas, en esos Narcisos y Proteos, Perseos y Acteones: desaparecer quería en ellos y hablar desde ellos con el don de las lenguas. Yo quería. Yo quería muchas cosas más. Pensaba reunir una colección de apotegmas, como la que recopiló Julio Cesar; usted recuerda la cita en una carta de Cicerón. Allí pensaba recoger las frases más curiosas que hubiese conseguido juntar en mis viajes a través del trato con los hombres sabios y las mujeres ingeniosas de nuestro tiempo o con gentes excepcionales del pueblo o personas cultas y notables; a ellas quería añadir hermosas sentencias y reflexiones de las obras de los antiguos y de los italianos, y todas las joyas intelectuales que encontrase en libros, manuscritos o conversaciones; además, la clasificación de fiestas y procesiones de especial belleza, crímenes y casos de demencia curiosos, la descripción de los edificios más grandes y singulares de los Países Bajos, Francia e Italia, y muchas cosas más. La obra entera se titularía Nosce te ipsum.
En pocas palabras: sumido en una especie de embriaguez, toda la existencia se me aparecía en aquella época como una gran unidad: entre el mundo espiritual y el mundo físico no veía ninguna contradicción, como tampoco entre la naturaleza cortesana y animal, el arte y la carencia de arte, la soledad y la compañía; en todo sentía la naturaleza, en las aberraciones de la locura tanto como en el refinamiento extremos del ceremonial español; en las torpezas de unos jóvenes campesinos no menos que en las dulces alegorías; en toda la naturaleza me sentía a mí mismo; cuando en mi cabaña de caza bebía de un cuenco de madera la leche espumeante y tibia que una mujeruca greñuda ordeñaba de las ubres de una hermosa vaca de ojos tiernos, aquello no era para nada distinto cuando, sentado en el banco de la ventana de mi estudio, bebía de un infolio el alimento dulce y espumeante del espíritu. Una experiencia era como la otra; ninguna era inferior, ni en naturaleza sobrenatural y fantástica, ni en fuerza material, y eso se repetía a todo lo ancho de la vida, a un lado y a otro; por todas partes estaba yo justo en medio y jamás percibí en ello una mera apariencia; o intuía que todo era una metáfora y cada criatura una llave de la otra y sentía que sería afortunado quien fuese capaz de empuñar unas tras otras y abrir con ellas tantas de las otras como pudiese abrir. Hasta aquí se explica el título que pensaba dar a aquel libro enciclopédico.
Es posible que quien esté abierto a tales puntos de vista crea que se debe al plan bien trazado de una providencia divina el hecho de que mi espíritu tuviese que caer desde una arrogancia tan hinchada a este extremo de pusilanimidad e impotencia que es ahora el estado permanente de mi interior. Pero tales apreciaciones religiosas no tienen ningún poder sobre mí; pertenecen a las telarañas por las que mis pensamientos pasan raudo al vacío, mientras tantos compañeros suyos se quedan atrapados allí y encuentran un descanso. Los misterios de la fe se me han condensado en una alegoría sublime que se tiende sobre los campos de mi vida como un arco iris, en una lejanía constante, siempre dispuesto a retroceder si se me ocurriese correr hacia él para envolverme en el borde de su manto.
Sin embargo, mi estimado amigo, también los conceptos terrenales se me escapan de la misma manera. ¿Cómo tratar de describirle esos extraños tormentos del espíritu, ese brusco retirarse de las ramas cargadas de frutos que cuelgan sobre mis manos extendidas, ese retroceder ante el agua murmurante que fluye ante mis labios sedientos?
Mi caso es, en resumen, el siguiente: he perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa.
Al principio se me iba haciendo imposible comentar un tema profundo o general y emplear sin vacilar esas palabras de las que suelen servirse habitualmente todas las personas. Sentía un incomprensible malestar a la hora de pronunciar siquiera las palabras "espíritu", "alma", o "cuerpo". En mi fuero interno me resultaba imposible emitir un juicio sobre los asuntos de la corte, los acontecimientos del parlamento o lo que usted quiera. Y no por escrúpulos de ningún género, pues usted conoce mi franqueza rayana en la imprudencia, sino más bien porque las palabras abstractas, de las que conforme a la naturaleza, se tiene que servir la lengua para manifestar cualquier opinión, se me desintegraban en la boca como saetas mohosas. Me ocurrió que por una mentira infantil, de la que se había hecho culpable mi hija de cuatro años Katharina Pompilia, quise reprenderla y guiarla hacia la necesidad de ser siempre sincera y, al hacerlo, los conceptos que afluyeron a mis labios adquirieron de pronto un color tan cambiante y se confundieron de tal modo que, balbuciendo, terminé la frase lo mejor que pude como si me sintiese indispuesto y, de hecho, con la cara pálida y una violenta presión en la frente, dejé sola a la niña, cerré de golpe la puerta detrás de mí y no me repuse suficientemente hasta que di a caballo una buena galopada por el prado solitario.
Sin embargo, poco a poco se fue extendiendo esa tribulación como la herrumbre que corroe todo lo que tiene alrededor. Hasta en la conversación familiar y cotidiana se me volvieron dudosos todos los juicios que suelen emitirse con ligereza y seguridad sonámbula, que tuve que dejar de participar en tales conversaciones. Una ira inexplicable, que a duras penas podía ocultar, me invadía cuando escuchaba frases como: este asunto ha terminado bien o mal para tal y tal; el sheriff N. es una mala persona, el predicador T. es un buen hombre; el aparcero M. es digno de compasión, sus hijos son un derrochadores; otro es digno de envidia porque sus hijas son hacendosas; una familia está prosperando, otra decayendo. Todo esto me parecía sumamente indemostrable, falso e inconsistente. Mi espíritu me obligaba a ver con una proximidad inquietante todas las cosas que aparecían en tales conversaciones: igual que en una ocasión había visto a través de un cristal de aumento un trozo de piel de mi dedo meñique que semejaba una llanura con surcos y cuevas, me ocurría ahora con las personas y sus actos. Ya no lograba aprehenderlas con la mirada simplificadora de la costumbre. Todo se me desintegraba en partes, las partes otra vez en partes, y nada se dejaba ya abarcar con un concepto. Las palabras aisladas flotaban alrededor de mí; cuajaban en ojos que me miraban fijamente y de los que no puedo apartar la vista: son remolinos a los que me da vértigo asomarme, que giran sin cesar y a través de los cuales se llega al vacío.
Hice un esfuerzo por liberarme de ese estado refugiándome en el mundo espiritual de los antiguos. Evité a Platón; pues me aterraban los peligros de su vuelo metafórico. Sobre todo pensé en guiarme por los textos de Séneca y Cicerón. Esperaba curarme con esa armonía de conceptos limitados y ordenados. Pero no podía llegar hasta ellos. Comprendía esos conceptos: veía ascender ante mí su maravilloso juego con bolas doradas. Podía moverme a su alrededor y ver cómo jugaban entre sí; pero sólo ocupaban de ellos mismos, y lo más profundo, lo personal de mi pensamiento quedaba excluido de su corro. Entre ellos me invadió una sensación terrible de soledad; me sentía como alguien que estuviese encerrado en un jardín lleno de estatuas sin ojos; huí de nuevo al exterior.
Desde entonces llevo una existencia que transcurre tan trivial e irreflexiva que usted, me temo, apenas podrá comprenderla; una existencia que, desde luego, apenas se diferencia de la de mis vecinos, mis parientes y la mayoría de los nobles terratenientes de este reino y que no está del todo exenta de momentos dichosos y estimulantes. No me resulta fácil explicarle a grandes rasgos en qué consisten esos buenos momentos; las palabras me vuelven a faltar. Pues es algo completamente innominado y probablemente apenas nominable lo que se me anuncia en tales momentos llenando como un recipiente cualquier aparición de mi entorno cotidiano con un caudal desbordante de vida superior. No puedo esperar que me comprenda sin un ejemplo y debo pedirle indulgencia por la ridiculez de mis ejemplos. Una regadera, un rastrillo abandonado en el campo, un perro tumbado al sol, un cementerio pobre, un lisiado, una granja pequeña, todo eso puede convertirse en el recipiente de mi revelación. Cada uno de esos objetos, y los otros mil similares sobre los que suele vagar un ojo con natural indiferencia, puede de pronto adoptar para mí en cualquier momento, que de ningún modo soy capaz de propiciar, una singularidad sublime y conmovedora; para expresarla todas las palabras me aparecen demasiado pobres. Es más, también puede ser la idea determinada de un objeto ausente, a la que se depara la increíble opción de ser llenada hasta el borde con aquel caudal de sentimiento divino que crece suave y súbitamente. Así había dado yo recientemente la orden de echar abundante veneno a las ratas que había en los sótanos de una de mis granjas. Partí a caballo hacia el atardecer y no pensé más en el asunto, como bien puede usted imaginar. Entonces, cuando voy cabalgando al paso por la profunda tierra arada, sin nada más grave a mi alrededor que una cría de codorniz espantada y a lo lejos, sobre los campos ondulados, el gran sol poniente, se abre de pronto a mi interior ese sótano lleno de la agonía de esa manada de ratas.
Todo estaba dentro de mí: el aire fresco y lóbrego del sótano, saturado de olor fuerte y dulzón del veneno, y el eco de los chillidos de muerte que se estrellaban contra los muros enmohecidos; esas convulsiones apelotonadas de impotencia, de desesperaciones frenéticas; la búsqueda enloquecida de las salidas; la mirada fría de la cólera cuando coinciden dos ante la rendija taponada. Pero ¿por qué intento emplear de nuevo unas palabras de las que he renegado? ¿Recuerda, amigo mío, en Livio el maravilloso relato de Alba Longa? Cómo vagan sus habitantes por las calles que no han de volver a ver... cómo se despiden de las piedras del suelo! Le digo, amigo mío, que yo llevaba eso dentro de mí y, al mismo tiempo, Cartago en llamas; pero era más, era más divino, más animal; y era presente, el presente más pleno y sublime. ¡Allí estaba una madre que tenía alrededor a sus crías moribundas y temblorosas, y que dirigía sus miradas no a los muros implacables, sino al aire vacío o, a través del aire, al infinito, y que acompañaba esas miradas con un rechinar de dientes! Si un esclavo que servía se encontró lleno de horror impotente cerca de la Noche petrificada, debió sufrir lo que yo sufrí cuando, dentro de mí, el alma de aquel animal enseñaba los dientes al atroz destino.
Perdóneme esta descripción, pero no piense que era compasión lo que me llenaba. No debe pensarlo de ningún modo: si no, habría elegido mi ejemplo muy torpemente. Era mucho y mucho menos que compasión; una enorme participación, un transfundirse en aquellas criaturas o un sentimiento de que un fluido de la vida y la muerte, del sueño y la vigilia había pasado por un instante a ella... pero ¿de dónde? Pues que tiene que ver con la compasión, con una asociación de ideas humanas comprensible, si otro atardecer encuentro bajo un nogal una regadera medio llena que ha olvidado allí un jardinero, y si esa regadera, y el agua dentro de ella, obscurecida por la sombra del árbol, y un ditisco que rema en la superficie de esa agua de una obscura orilla a la otra, si esa combinación de nimiedades me estremece con tal presencia de lo infinito, me estremece desde las raíces de los pelos hasta los tuétanos del talón de tal manera que desearía prorrumpir en palabras de las que sé que, si las encontrase, subyugarían a esos querubines en los que no creo; y que luego me aparte en silencio de aquel lugar y al cabo de las semanas, cuando divise ese nogal, pase de largo con una esquiva mirada, porque no quiero ahuyentar la postrera sensación de lo maravilloso que flota allí alrededor del tronco, porque no quiero expulsar los más que terrenales escalofríos que todavía siguen vibrando cerca de allí, alrededor de los arbustos. En esos momentos, una criatura insignificante, un perro, una rata, un escarabajo, un manzano raquítico, un camino de carros que serpentea por la colina, una piedra cubierta de musgos, se convierte en más de lo que haya podido ser jamás la amada más apasionada y hermosa de la noche más feliz. Esas criaturas mudas y a veces animadas se alzan hacia mí con tal abundancia, con tal presencia de amor, que mi mirada dichosa no es capaz de caer sobre ningún lugar muerto alrededor de mí. Todo, todo lo que existe, todo lo que recuerdo, todo lo que tocan mis pensamientos más confusos, me parece ser algo. También mí propia pesadez, el restante embotamiento de mi cerebro, se me aparece como algo; siento en mí y alrededor de mí una equivalencia maravillosa, absolutamente infinita y entre las materias que juegan contraponiéndose no hay ninguna en la que yo no pudiese transfundirme. Entonces es como si mi cuerpo estuviese compuesto de claves que me lo revelasen todo. O como si pudiésemos establecer una nueva y premonitoria relación con toda la existencia, si empezásemos a pensar con el corazón. Pero cuando me abandona ese extraño embelesamiento, no se decir nada sobre ello; y entonces no podría describir con palabras razonables en qué había consistido esa armonía que me invade a mí y al mundo entero no como se me había hecho perceptible, del mismo que tampoco podría decir algo concreto sobre los movimientos internos de mis entrañas o los estancamientos de mi sangre.
Aparte de estas curiosas casualidades, que, por cierto, no sé si debo atribuir al espíritu o al cuerpo, vivo una vida de un vacío apenas imaginable y me cuesta ocultar ante mi mujer el entumecimiento de mi interior o ante mis gentes la indiferencia que me infunden los asuntos de la propiedad. La buena y severa educación que debo a mi difunto padre y el haberme habituado tempranamente a no dejar desocupada ninguna hora del día, es, así me parece, lo único que, hacia afuera, sigue dando a mi vida una consistencia suficiente y una apariencia adecuada a mi condición y a mi persona.
Estoy reformando un ala de mi casa y de cuando en cuando logro departir con el arquitecto sobre los progresos de su trabajo; administro mis fincas, y mis aparceros y empleados me encontrarán probablemente más parco en palabras, pero no menos amable que antes. Ninguno de los que están con la gorra quitada delante de la puerta de su casa, cuando paso cabalgando al atardecer, se imaginara que mi mirada, que están acostumbrados a acoger respetuosamente, vaga con callada añoranza sobre los tablones podridos, bajo los cuales suelen buscar los gusanos para pescar; que se sumerge a través de la estrecha ventana enrejada en el lúgubre cuarto donde, en un rincón, la cama baja con sábanas multicolores parece esperar siempre a alguien que quiere morir o a alguien que debe nacer; que mi ojo se detiene largamente en los feos perros jóvenes o en el gato que se desliza elástico entre macetas; y que, entre todos los objetos pobres y toscos de una vida campesina, busca aquello cuya forma insignificante, cuyo estar tumbado o apoyado no advertido por nadie, cuya muda esencia se puede convertir en fuente de aquel enigmático, mudo y desenfrenado embelesamiento. Pues mi dichoso e innominado sentimiento surgirá para mí antes de un solitario y lejano fuego de pastores que de la visión del cielo estrellado; antes del canto de un último grillo próximo a la muerte cuando el viento de otoño arrastra nubes invernales sobre los campos desiertos, que del majestuoso fragor del órgano. Y a veces me comparo en pensamiento con aquel Craso, el orador, del que cuentan que tomo un cariño tan extraordinario a una morena mansa de su estanque, un pez opaco, mudo, de ojos rojos, que se convirtió en tema de conversación de la ciudad; y cuando en cierta ocasión, Domiciano, queriendo tacharle de chiflado, le reprocho en el senado haber vertido lágrimas por la muerte de aquel pez, Craso le contestó: "De ese manera hice yo a la muerte de mi pez lo que vos no hicisteis al morir vuestra primera, ni vuestra segunda mujer".
No sé cuantas veces ese Craso con su morena me viene a la cabeza como un reflejo de mi propio yo, arrojado sobre mí por encima del abismo de los siglos. Pero no por la respuesta que dio a Domiciano. La respuesta puso a los reidores de su lado, de manera que el asunto se disolvió en una broma. Pero a mí el asunto me afecta, el asunto, que habría seguido siendo el mismo, aunque Domiciano hubiese vertido por sus mujeres lágrimas de sangre del más sincero dolor. En tal caso, Craso aún seguiría estando enfrente de él con sus lágrimas por su morena. Y sobre esa figura, cuya ridiculez y abyección salta tanto a la vista en medio de un senado que dominaba el mundo, que debatía las cuestiones más sublimes, sobre esa figura, un algo innombrable me obliga a pensar de una manera que me parece completamente insensata en el momento en que trato de expresarla con palabras.
La imagen de esa Craso está a veces en mi cerebro como una astilla alrededor de la que todo supura, pulsa y hierve. Entonces siento como si yo mismo entrase en fermentación, formase pompas, bullese y reluciese. Y el conjunto es una especie de pensar febril, pero un pensar con un material que es más directo, líquido y ardiente que las palabras. Son también remolinos, pero no parecen conducir, como los remolinos del lenguaje, a un fondo sin límite sino, de algún modo, a mí mismo y al más profundo seno de la paz.
Le he molestado en demasía, mi querido amigo, con esta extendida descripción de un estado inexplicable que normalmente permanece encerrado en mí.
Fue usted muy benévolo al manifestar su descontento por el hecho de que ya no llegue a usted ningún libro escrito por mí "que le resarza de verse privado de mi trato". Yo sentí en ese momento, con una certeza que no estaba del todo exenta de un sentimiento doloroso, que tampoco el año que viene, ni el otro, ni en todos los años de mi vida escribiré un libro en inglés ni en latín; y eso por un solo motivo cuya rareza, para mí embarazosa, dejo a la discreción de su infinita superioridad mental el ordenarla, con mirada no cegada, en el reino de los fenómenos espirituales y corpóreos extendido armónicamente ante usted: es decir, porque la lengua, en que tal vez me estaría dado no sólo escribir sino también pensar, no es ni el latín, ni el inglés, ni el italiano, ni el español, sino una lengua de cuyas palabras no conozco ni un sola, una lengua en la que me hablan las cosas mudas y en la que quizá un día, en la tumba, rendiré cuentas ante un juez desconocido.
Quisiera que me fuera dado comprimir en las últimas palabras de esta probablemente última carta que escribo a Francis Bacon, todo el amor y agradecimiento, toda la inmensa admiración que por el benefactor de mi espíritu, por el primer inglés de mi época, llevo en mi corazón y llevaré en el hasta que la muerte lo haga estallar. (*)
Anno Domini 1603, este 22 de agosto
Phi. Chandos

(*)Hugo von Hofmannsthal, Carta de Lord Chandos, Alba editorial, traducción Antón Dieterich.
Imagen: Adolf Loos, casa Scheu, Viena, 1912-1913.

martes, 28 de octubre de 2008

Gramáticas de la creación


Siempre que se trata sobre los modos estéticos de hacer, el concepto de creación es a un tiempo inevitable e irritante. Una comprensión rigurosa de la mimesis (como en la República de Platón), una lectura estricta de la imitatio (como la de ciertos neoclasicistas e hiperrealistas) no va más allá de la "re-creación". Obsérvese el matiz peyorativo de este término, pues se inclina hacia el juego, hacia la interrupción de la actividad seria. El artista "re-cuenta", hace inventario de lo existente. Messiaen insistirá en que la dinámica de la música es simplemente la transcripción del canto de los pájaros y de los "ruidos" que la Divinidad dispone en la naturaleza física. Sin embargo, se insiste en ir en sentido estricto contracorriente de la naturaleza, hacia su origen. Esto es tan antiguo como los primeros bardos épicos y como Píndaro. El espejo enfrentando al mundo y a la vida de la consciencia humana es "un reflejo constructivo". La paradoja de la reflexión constructiva podría nacer de la deformación, de fértiles "impurezas" ópticas (se hacen tales afirmaciones en el plano fisiológico para explicar las "distorsiones" de El Greco). Puede que el arte sea la incapacidad para ver el mundo tal como es, es decir, que sea una evasión en ocasiones patológica, otras veces meramente infantil, para no enfrentarse al "principio de realidad" (así lo afirma Freud). Quizás la fantasía artística sólo recombina, hace un mosaico, yuxtapone por medio de montajes y collages lo que de hecho ya está ahí. Se coloca la cabeza o el tronco de un ser humano en el cuerpo de un caballo. ¿Alguna vez un pintor ha inventado un color nuevo? Incluso los artefactos surrealistas o no objetivos más anárquicos (esta palabra significa "sin principio") del siglo XX recombinan, des-ordenan deliberadamente en el espacio y el tiempo formas, materiales, elementos acústicos que nuestra percepción sensorial puede recoger. Se puede afirmar que ninguna forma artística nace de la nada; siempre viene después. El Modernismo se definirá precisamente como la exasperación ante esta cruel realidad de la posteridad. Ezra Pound incita a los poetas y artistas a que "hagan algo nuevo" (make it new). La rebelión edípica contra el "padre" -en este caso el mundo dado- es tan vital para la modernidad estética como para la teoría psicoanalítica y para el juego deconstructivo.

Texto de George Steiner, imagen de la ciudad de Toledo por El Greco.

viernes, 24 de octubre de 2008

miércoles, 22 de octubre de 2008

XII Premio Bienal SCA-CPAU


El pasado 7 de octubre se entregaron los premios de la XII edición del Premio Bienal SCA-CPAU, organizado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) y el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU). En la categoría Arquitectura y Paisaje, uno de los proyectos seleccionados en primera vuelta es el correspondiente al Parque Centenario, cuyos autores son un equipo constituido en la administración pública y entre otros por docentes del taller, el arq. Alfredo Quiroga, Profesor Adjunto en la UBA y en la UB, y las arqtas. Lorena Cristodero y Mabel Lagodin, docentes en la UBA.
Nuestras felicitaciones en nombre de todo el taller por la distinción conseguida!

Imagen: Obra Parque Centenario de la Ciudad de Buenos Aires.

martes, 21 de octubre de 2008

Eco-rallyconurbano


Dentro del marco de las jornadas "Sustentabilidad y ciudad" que se desarrollan en el CCEBA, Rallyconurbano te invita a participar del rally a la "Ecovilla Gaia", una comunidad sustentable cerca del pueblo de Navarro, a 120 km de Capital Federal. Este sábado 25 de octubre nos encontraremos a las 10.30 a.m. en la estación de Once para el rally de día completo a la ecovilla. Tren, colectivo y remis serán los medios de transporte necesarios para acceder al bastión de la Permacultura.

"Lo que en los años atrás se consideró como un idealismo utópico es ahora una emergencia social y ambiental. El proyecto aspira a ser un prototipo práctico donde aquellos interesados en una sociedad sustentable puedan entrenarse e inspirarse para concretar otras iniciativas comunitarias en el país y diversos puntos del planeta" (http://www.gaia.org.ar/)

¿cómo se podría describir la ecología social de este grupo? ¿bajo que leyes de hospitalidad se rige la comunidad? ¿cómo organizan su economía? ¿cuál es su relación con la ciudad?

Para participar del rally, envía un mail a rallyconurbano@gmail.com indicando tu nombre y tus motivaciones personales hacia el sitio: ¿qué pregunta(s) le harías al lugar que vas a recorrer y a través de que mecanismos o instrumentos propondrías "hacerlo hablar"?
Como acción posterior al rally, se pedirá a cada rallyista que envíe por mail (o postee en el blog con usuario y contraseña asignadas) al menos UN material resultante de la experiencia. El mismo puede ser una foto, un video, una crónica, un comentario, un link, o cualquier tipo de registro personal. De esta manera se multiplica la experiencia poniendo en red o haciendo disponible en un espacio público más amplio la información recopilada. Rallyconurbano intenta trabajar con prosumidores de paisaje, no ya simplemente consumidores del espacio turístico tradicional, sino también productores de un paisaje relacional.

Se recomienda chequear http://www.gaia.org.ar/
La visita que ofrece la Asociación Gaia tiene un costo de 8 pesos por persona. Prever también costos de transporte público.Más información en:

Diálogos en el Salon Digestorium


Mario Botta en la FADU UBA


Mario Botta, el arquitecto suizo nacido en el cantón Ticino en 1943, dará una conferencia magistral sobre su obra reciente en el aula magna de la FADU UBA, el próximo jueves 23 de octubre a las 19.30 hs. Botta que completó sus estudios de arquitectura en Milán y Venecia, tuvo el privilegio de conocer y trabajar junto a dos de los grandes maestros del siglo XX: Le Corbusier y Louis Kahn.
Christian Norberg-Schulz dijo de su obra: "Los edificios de Mario Botta se distinguen por su singular calidad de imagen. Como las cosas poderosas, ellos se hacen presentes con fuerza en nuestros actuales y confusos entornos y ciudades, creando a la vez ORDEN y SENTIDO..."

imagen: Mario Botta, detalle del edificio para la Unión de Bancos Suizos, 1998.