martes, 13 de marzo de 2018

ESQUICIO: El Huésped

Dimos inicio al taller del TFC con el esquicio el Huésped el pasado jueves 8.
Mostramos un video con una de las secuencias en clase del ejercicio, más algunas fotos, y una selección de los resultados de las diferentes etapas (tres) que tuvo la experiencia acontecida en el taller.
Finalmente nos pareció apropiado incluir una de las memorias al final del posteo.

Agradecemos por las fotos y el video a Martín Cohen.
(1) memoria de Pablo Feijóo.






















…¿Quien es un autor?..., se pregunta y plantea Michel Foucault, dando una explicación adormecedora  y de faustos fundamentos, con un gran esfuerzo por convencer a quien lo lea o escuche, un viaje infinito de idas y vueltas, con saltos insalvables, utilizando a su vez  nombres de autores, para justificarse, es como si quisiera explicar que es, una piedra, diciendo que una piedra, es una piedra, será acaso que los citó, para jactarse de sus conocimientos, su erudición, porque estaba fascinado con ellos, o por envidia?, una explicación donde la esencia se evapora por la densidad de su diatriba.
Filosofía, muerte, autor, tesis, hipótesis, ego, Freud, Sócrates, Sade, poco espacio queda para la verdad. Y en este caso la verdad no es mas que la obra. Al pararnos frente a la obra la pregunta de, quien es el autor?, se desvanece rápidamente, no es importante, pero si la obra y el impacto que nos ocasiona.
A primera vista en el esquicio, nos encontramos con un mundo ajeno, la obra de otro, algo similar al mundo de David Hume del cual habla John Wilkins, …el mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandono a medio hacer…, y es ahí donde nosotros como nuevos autores intervenimos, tratando de entender, de subsanar aquello a lo cual no le encontramos solución o significado aparente. Como si fuera el David a medio terminar, seguimos esculpiendo la obra sin saber si esta parado o sentado, con algún harapo o completamente desnudo. El tiempo se termina y abandonamos la obra, tal vez nuevamente inconclusa.
Volvemos a nuestra primer obra, aquella que fue intervenida, ya sea mutilada o sobrecargada por completo, por otro autor, dado que el equilibrio es algo impensado, puesto que dos mentes separadas trabajando, son como dos manos sin un torso que las una.
Asombrados y pasmados, quedamos paralizados ante la nueva obra, …quien es el autor?, Foucault se vuelve a hacer presente, intentando taladrar con su pregunta, pero nuevamente, el enfoque es el equivocado, la obra lo es todo.
Lo esculpido por uno sumado a lo esculpido por otro hacen a la obra, con una intención, casi inocente, de tratar de armar un rompecabezas, de dos tipos diferentes tal vez, en esta ocasión haya que darle la razón a Foucault, cuando dice, … apenas esbozados, todos estos agrupamientos se deshacen, porque la ribera de identidad que los sostiene, por estrecha que sea, es aun demasiado extensa para no ser inestable, y al infinito el enfermo junta y separa sin cesar, amontona las diversas semejanzas, arruina las mas evidentes, dispersa las identidades, superpone criterios diferentes, se agita, empieza de nuevo, se inquieta y llega, por ultimo, al borde de la angustia. (1)





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