"El cuerpo desgarrado y el cuerpo idealizado, la carne y el mármol. Dos vivencias, innegablemente opuestas y a la vez verdaderas, ambas configurando el conflictivo dualismo originario de lo trágico, la oposición insoluble de dos fenómenos originarios, el hiato entre la facticidad y la idealidad, la discordia real gracias a la cual hay libertad y hay la forja de un mundo. Lo uno y lo múltiple, identidad y diferencia, la luz y la sombra, la pasión y la razón, la carne y el espíritu...
Innegable y afortunadamente, Heráclito también tenía razón: el combate continúa, el de la unidad escindida o el de la escisión como unidad, unidad sometida a la escisión y escisión anhelante de unidad..."
Recomendamos el último libro editado de Hugo Mujica, quién estuviera con nosotros en la FADU el pasado 30 de mayo, presentando la re edición de otro de sus clásicos.
En esta ocasión un pequeño libro en formato y cantidad de páginas (62), pero no por ello menos intenso que otras obras.
La carne y el mármol. Francis Bacon y el arte griego, recorre el diálogo acontecido por el autor recordando una muestra retrospectiva en el Museo del Prado realizado con motivo del centenario del nacimiento del pintor. (Dublin 1909—Madrid 1992).
Mujica diáloga con Bacon, el pintor que ha trabajado con el accidente y el caos (vislumbrado en su propio estudio) y que ha dicho que el accidente, en cuanto tal, pertenece al reino de lo incomprensible. El accidente, "la suerte o el azar" solo a través de él, se puede dar vueltas, "en torno de ello, no más"... y eso es lo que el pintor denomina "la imaginación técnica"...
Bacon el pintor de la carne, del cuerpo encarnado. El que se retrata con reces, rememorando a otro grande, Rembrandt, y su pintura de carnes colgadas...
"Carne colgada —Crucifixión—, pero no carne muerta, en sus telas tiene el color de la carne viva, carne común..."
La primera obra que Bacon reconoce como tal, después de haber destruido a los 44 años toda su obra de juventud, es el tríptico de "Tres estudios para una crucifixión"...
En el recorrido Mujica llega a otra sala del Prado y se encuentra de casualidad con la muestra Entre hombres y dioses, de la colección de obras del Museo Albertinum de Dresde, y allí la contraposición de esos cuerpos idealizados, aunque también incompletos, y uno en particular el Efebo de la Escuela de Policleto.
"Es el milagro de la unidad, la epifanía de lo Uno, el ideal irreal e irrealizable—dice nuestro autor— pero operante y por ello y en ello "verdad"..."
Occidente se ha movido en esta dicotomía entre la carne y el mármol, entre la realidad y la idealidad. Mujica en este pequeño opúsculo transita magistralmente a través de un museo y da cuenta de ello...
Los texto citados son de Hugo Mujica, La carne y el mármol. Francis Bacon y el arte griego. Ed. Vaso Roto Cardinales, Madrid, 2018.
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