sábado, 2 de junio de 2012

MAQUETA-TOPO-MONTAJE

Estamos concluyendo el trabajo urbano en la ciudad de Carmelo (ROU) y bien vale la pena ensayar algunos pensamientos...
En primer lugar esta claro que nuestra aproximación al problema no "fue urbanística" si entendemos al urbanismo como ciencia equiparable a la economía, a la sociología, a la planificación, etc...
Nuestra aproximación en todo caso ha intentado ser "poética".
Reivindicamos "esa dimensión para la ciudad" y en tal sentido el surrealismo nos ha servido de marco teórico, con sus collages, automatismo y esta idea del encuentro fortuito de realidades antagónicas sobre "la mesa de disección" como lo demandaba Lautrémont...
Y en ello construir, decodificar, re-leer, cartografías personales, nuestros deseos, como si fuese un poema, es decir: "un texto".
Siguiendo la máxima de Dalí: "lo que odio con todas mis fuerzas es la simplicidad" (1) coincidimos en que el fenómeno urbano no puede comprenderse cabalmente desde una simplificación de sus variables, como muchas veces pretenden los urbanistas, al clasificar sus elementos con lógicas invariables...
Creemos que hay más, y ese más es justamente el precio de subvertir el orden establecido por el lenguaje.
En el fondo más que un medio de expresión (estos trabajos pueden interpretarse erróneamente desde ese lugar), lo que intentamos es una forma de conocimiento posible de una realidad compleja, no simple, como lo es la Ciudad...
En el fondo el problema es el Lenguaje...
Y el Lenguaje, dice el filósofo "es la Casa de Ser"(2). Imagen que no debe ser interpretada literalmente. La casa es el lugar en donde nos demoramos, donde mora nuestra existencia y habitamos...
Nos hemos olvidado de "la dimensión de la Ciudad como Casa".
Dimensión de una ciudad más humana, a los sueños, o los deseos, a las utopías de sus habitantes...
La metrópoli contemporánea ha olvidado esta dimensión esencial...
¿Cómo recuperar los lugares de ensueño, aquellos que hacen memorable y recordable a una ciudad?
Es la dimensión esencial del Lenguaje como Casa, la que transformará a nuestras ciudades en lugares humanos y no en paisajes desterritorializados, anónimos, veloces, especulativos, fronterizos e incluso violentos (todos síntomas de la metrópoli actual)...
Y en el fondo sabemos que es un problema de herramientas, por eso nuestra aproximación no es urbanística. Queremos una "otra aproximación", y a veces, para ello, es necesario romper las lógicas...


Agradecemos por el material fotográfico de las maqueta-topo-montaje a María Elena Mariño del taller de la FADU UBA.
(1) Andre Bretón, Manifiestos del Surrealismo, Ed. Labor, Barcelona.
(2) Martín Heidegger, El Habla, Ed. del Serbal, Barcelona.

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