martes, 19 de agosto de 2014

POLO TECNOLÓGICO DE LA MATANZA: 2º PREMIO






En el día de hoy nos enteramos con mucha felicidad que obtuvimos el  2º PREMIO PARA EL POLO TECNOLÓGICO DE LA MATANZA, Concurso organizado por La FADU UBA en conjunto con el Municipio de la Matanza.
Nuestro trabajo fue íntegramente realizado por miembros del taller, docentes, alumnos y ex-alumnos y fuimos premiados entre otros 29.
Autores: Arq. Alejandro Vaca Bononato, Arq. Atilio Pentimalli,  Arq. Rodi Torrás, Arq. Lucas Gilardi, Srta. María Elena Mariño, Arq. Facundo Bence Pieres, Sr. Sebastián Ducros y Sr. Rosendo Gagliano.

Agregamos aquí la memoria de nuestro trabajo:

MEMORIA POLO TECNOLÓGICO LA MATANZA

“En las fronteras del paisaje del suburbio, lejos de la ciudad, nace el peligro de la barbarie… Así el paisaje de la suburbia más que responder al orden de las pulcras ciudades, es expresión de una falta de jerarquías, de un modo de construcción en tensión inevitable entre ese orden perdido de la ciudad que emana como el vago recuerdo de una ficción y lo salvaje de la naturaleza del vegetal –la verdad de fondo— en la extendida soledad de la marsupia”…

                                                                   Rodolfo Kusch; extractos de La seducción de la barbarie.

Crear un paisaje de frontera implica otra cosa que hacer ciudad, implica adentrarnos en la ambivalencia del territorio…
En realidad ese paisaje de frontera no hay que crearlo, hay que interpretar sus invariantes formales y conformarlo, valga la redundancia, en conformidad con sus propias lógicas. Es por ello que nuestra propuesta para el Polo Tecnológico en la Matanza, entendemos en primer lugar esta tensión entre la ciudad y el suburbio como la posibilidad cierta de asumir una estrategía proyectual. Estrategia que podemos resumir con el concepto que nos propusimos: “Construir un paisaje de frontera”.
Toda nuestra lectura del problema parte de allí, de este núcleo conceptual.
Es por ello que entendemos que la lógica de un edificio así, en un lugar como este, no responde simplemente a la lógica de la ciudad. Debe ser otra cosa.
Entendemos entonces que el programa mismo debe servir de excusa para construir el paisaje.
Y la pregunta que surge es ¿cuáles son las invariantes formales que lo conforman?
Fundamentalmente este paisaje es fruto de una tensión, entre la ficción a la que aspira la gran ciudad y la naturaleza (la verdad de fondo como bien lo dice Kusch) del suburbio.
Para nosotros el suburbio no es ciudad, aspira a serlo… el suburbio así visto es un paisaje cuya estética responde a la idea de pre-construcción.
Esto que puede ser interpretado negativamente, para nosotros es un valor intrínseco que vemos en el lugar.
En el suburbio los edificios institucionales no hacen ciudad, sino que son piezas en un paisaje discontínuo; imagen de nuestro horizonte pampeano, interrumpido cada tanto por masas de materia vegetal o mineral.
Los montes de caldenes, la torres traslucidas de los molinos de viento, también están en nuestra retina… junto a esas imágenes de galpones industriales que van poblando las rutas;  y una cierta melancolía gris que emana de la bruma y los pastizales…
Vemos un valor en todo esto; valor que nuestra aspiración por la urbanidad; nos impide ver o sin más lo ignora…
No deja de ser este, el conflicto inherente de la vasta llanura, entre civilización y barbarie… conflicto fundante de nuestra identidad… si queremos preservar algo de lo nuestro, que en definitiva es lo que nos define como Cultura.
Es por ello que leemos el lugar desde aquí, con dos estrategias consecuentes:
1)    crear un parque lineal-horizontal en relación al barrio “Ciudad Evita”, como vinculación además al Polo Tecnológico y el Hospital.
2)    concentrar el programa Polo Tecnológico en aquel lugar que nos parece indica el mayor esfuerzo de urbanización a futuro del lugar (el Hospital, el cruce con el Camino de Cintura, su pasarela peatonal) como nuevo nodo de concentración programática.
Es por ello que privilegiamos liberar la mayor cantidad de terreno posible y concentramos el programa en una de las cuñas del extendido predio; como en el paisaje pampeano, que funciona por asociación de masas relacionadas por grandes vacíos.
El parque se construye a través de una línea horizontal, eje estructurante conformado por un paseo de tilos regularmente distribuidos que ensancha la vereda peatonal de uno de los bordes de la calle El Alpataco.
Calle que imaginamos puede ser la oportunidad de un nuevo borde articulador del barrio, hoy informe.
Esta nueva senda ensanchada (incluyendo estacionamientos y equipamientos varios como parrillas), la imaginamos como un paseo peatonal que articula el nuevo parque con el barrio y sus instituciones. Siendo el parque propuesto una nueva institución para el barrio, que además entendemos lo ordena en uno de su bordes hacía el Camino de Cintura.
El parque tiene dos puntas en tensión: una reserva boscosa y menos urbanizada en la cuña dada por las vías, el Camino de Cintura, calle el Chaja, y la misma calle El Alpataco desde donde nace. La otra es el nodo programático dado por el Polo y el Hospital, nuevo centro institucional del barrio que comienza a consolidarse. La calle El Alpataco con sus veredas ensanchadas y un paseo de tilos con estacionamientos y parrillas para los usuarios del parque y el mismo barrio, desembocan en el Polo tecnológico y un lago artificial que deposita las aguas de lluvias y regula las canalizaciones existentes. Lago que  imaginamos con su propia fauna y flora (acorde a los bañados de llanura) rematando en el nuevo nodo propuesto (Polo-Hospital).
Al Polo lo proyectamos como un edificio compacto, aunque poroso a la vez en relación al parque, además de conformar un nuevo punto de acceso a Ciudad Evita.
El Parque en relación al Polo Tecnológico, el Hospital y Ciudad Evita será el vacío que privilegia la tensión buscada entre ciudad y paisaje.
El Parque oficia a través de la vegetación propuesta, la permanencia de los senderos peatonales existentes, una mayor concentración de un verde más agreste hacía el Camino de Cintura, como una mediación de escala entre el barrio y la autopista, además de ser un colchón acústico y ambiental de sus ruidos y emanaciones.
El edifico del Polo lo concebimos como una sociedad de incubadoras en el paisaje propuesto.
Esa sociedad conforma un orden: incubadoras en el centro; sus apoyos conformando dos grandes barras paralelas y laterales, relacionadas a través de patios de diversas escalas y tratamiento paisajístico, pasarelas y servicios infraestructurales.
Esas barras son dos grandes naves, que alojan frente al hospital los programas institucionales (auditorio, biblioteca, comedor y administración del complejo), enlazados por el hall público que forma parte de una recova. Recova que es remate del parque y el enlace con el hospital. Recova que implica poder ir a través del edificio sin entrar en él, tal vez sea esto un recuerdo de la ficción ciudadana, que no dejamos de asumir.
La otra barra bordea el patio, hacía el barrio y aloja los programas de apoyo a las incubadoras.
Este orden es como el recuerdo de una pequeña ciudad en un orden compuesto.
El edificio compacto y poroso a un mismo tiempo no es un edificio, son muchos también, enlazados por puentes-pasarelas y vacíos-patios estratégicamente ubicados. Producen tensión entre la unidad y la ruptura por la simple repetición… Creemos que al no construir un edificio como contenedor único privilegiamos la relación con la escala del barrio, siendo el Polo mediación entre dos escalas, el barrio y el hospital.
Nuestra propuesta pretende crear un paisaje de frontera: grandes extensiones de territorio, puentes-vigas sobre autopistas, infraestructuras expuestas, galpones de chapas, pero también intervenciones de escala barrial, un camino de tilos, senderos y bicisendas, parrillas, un lago, brumas y pastizales… Materiales en estado natural, colores crudos y neutros.
Crear también un paisaje en el interior del Polo en tensión con el paisaje del afuera:
el patio de maniobras (así lo llamamos) es un espacio de trabajo, solados de alisados de cemento, cortaderas, autoelevadores, delimitados por las incubadoras, es lugar de vida interna del edificio. Microcosmos de cruces y  relaciones, limitado por los galpones de apoyo y de las mismas incubadoras.
Los pequeños jardines laterales poblados por tilos, son espacios más contemplativos, que imaginamos en sombra —en verano— y expansión de los lugares de trabajo aledaños (oficinas, laboratorios, etc.). Aportan un contrapunto al patio. Son también la prolongación del paisaje del parque al interior del edificio.
Entendemos el programa como una serie de elementos repetitivos, ritmos de un orden compuesto “a-b”. Los elementos (incubadoras) formalmente se resuelven con un espacio en bóvedas de cañón corrido que como lenguaje se asocia a los típicos galpones del suburbio bonaerense con rajas de chapas translucidas y otras opacas, carpinterías con cámaras de aire y parasoles, con ventilación cruzada, brindando vistas al parque o al patio interior. Este sistema repetitivo da unidad y flexibilidad a un mismo tiempo, además que crea un adecuado clima micro-ambiental.

El sistema permite la construcción del paisaje por etapas, una primera de 12 incubadoras, un crecimiento intermedio de 16 (30% más) y un crecimiento máximo de 20 (60% más), sin perder una envolvente contenedora primaria que da las condiciones de imagen institucional del edificio desde el inicio.

El edificio es dual: abierto y cerrado al mismo tiempo, son muchos edificios, pero también en un sentido y por asociación es un sólo edificio.
El Parque lineal, el camino de Cintura, el barrio Ciudad Evita, los camiones, sus infraestructuras, el paisaje en general, penetran visualmente el edificio Polo y forman parte de él. Los patios a cielo abierto, la playa de maniobras, ubicada estratégicamente en oposición, son los poros en tensión de la compacidad buscada.


El sistema constructivo es acorde al concepto buscado:  estructuras reticuladas de arcos y columnas metálicas, losas pretensadas “shap”, revestimientos interiores de montaje en seco, chapas onduladas galvanizadas, pintura de color aplicada, alisados de cemento, enredaderas, tilos, cortaderas, aguas tratadas y brumas; materiales que por asociación construirán una nueva forma resignificada del paisaje de la frontera del conurbano en tensión con la ciudad que nuestro proyecto propone construir.

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