El misterio de dos maderos
que se cruzan.
El encuentro —imposible— de un Dios que desciende y encarna, y el de un hombre
que asciende y se espiritualiza…
El
misterio de la cruz; “Dios se agota, a través del infinito espesor del tiempo y
el espacio, para alcanzar el alma y seducirla. Si ésta se deja arrancar, aunque
no sea más que lo que dura un soplo, un consentimiento puro y completo,
entonces Dios se alza con su conquista. Y una vez que se ha convertido en algo
completamente suyo, la abandona. La deja completamente sola. Y entonces le toca
a ella atravesar, esta vez a tientas, el infinito espesor del tiempo y el
espacio en busca de aquél a quien ama. De esa manera el alma vuelve a hacer en
sentido inverso el viaje que Dios hizo hasta ella. Y eso es la cruz”.
La capilla de San Bernardo —patrono del lugar— (2010-2015) de Nicolás
Campodonico, encarna y padece (en el sentido de no
impasibilidad) temporal y
tectónicamente éste nacimiento celebratorio
de la luz en la cruz.
“Ubicada en la llanura pampeana, al este de la
provincia de Córdoba, se erige en un pequeño monte de árboles, originariamente
ocupado por una casa rural y sus corrales, ambos desmantelados para reutilizar
sus materiales, fundamentalmente sus ladrillos centenarios. El sitio no cuenta
con energía eléctrica, agua corriente, ni ningún tipo de servicio, la
naturaleza impone sus condiciones.
En el límite entre la arboleda y el campo abierto,
el volumen de la capilla se abre en dirección a la puesta del sol, captando la
luz natural del atardecer en el espacio interior. Por fuera de éste, un palo vertical
y otro horizontal se disponen por separado y son proyectados hacia el interior.
Como resultado, todos los días, durante todo el año, la sombra de los maderos
se desliza por el interior curvo de la capilla, culminando su recorrido
superpuestos uno con el otro.
Hoy sabemos que Jesucristo sólo cargaba con el palo
transversal sobre su espalda en su camino al Gólgota. Conceptualmente la crucifixión se concreta con la reunión
de ambos maderos para formar la cruz. Diariamente las sombras de los palos recorren
por separado el camino necesario, tal como fuera el Via Crucis, para finalmente encontrarse y conformar la cruz, ya no
simbólica, sino una cruz ritual, donde la pasión vuelve a ocurrir cada día a
partir del sol, comprometiendo una dimensión cósmica”.
Campodonico
manifiesta su amor por la obra de Lucio Fontana (Santa Fe 1899, Italia 1968)
quién con sus Concetti spaziali y los
Tagli —los lienzos acuchillados o rasgados— buscaba decir algo sobre el
carácter efímero del arte, de la materia, del tiempo, de todo”…
La
capilla de Campodonico expresa como esos lienzos, el desgarramiento de la
materia, en el tiempo, invocando el misterio de la cruz.
Las
sombras de los dos maderos se encuentran en el transcurso de un día que el arco
solar marca. Se encuentran en un encuentro imposible: “La cruz como balanza, y
como palanca. Descenso, condición de la subida. Al descender el cielo sobre la
tierra, eleva a la tierra hacia el cielo”… (1)
(1) ATILIO PENTIMALLI, ALEJANDRO VACA BONONATO. 2016. Experimentar: Poéticas desde la frontera. Ed. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Dirección General de Asuntos Culturales, Argentina.
(2) Agradecemos por las fotografías y al material inédito (incluyendo la secuencia de la cruz experimentada en
maqueta y fotos de obra) al arq. NICOLAS CAMPODONICO.
(3) Imagen 13- LUCIO FONTANA, Concetti spaziali, Espera/El jardinero está arreglando el jardín, Tela natural rasgada, 1959 (59 T 140), 65 x 72,5 cm. Fundazione Lucio Fontana. Archivo Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.
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