El general Levalle fundó un pueblo, punto de mayor avanzada en la campaña militar de la conquista del desierto, que primero se llamó Alsina para luego recuperar su topónimo mapuche: Carhué.
Trazado sobre un borde de la laguna Epecuén, las virtudes curativas de sus aguas provocaron el desarrollo de una villa anexa, con servicios termales.
En una tramitación compleja, entre el intendente Juan Marcalain y el Consejo Deliberante que no le prestaba apoyo para su proyecto y a la designación de Francisco Salamone como arquitecto. Marcalain designa por decreto el llamado a licitación y la adjudicación a la empresa SADOP y el proyecto al arquitecto de las pampas.
Otro problema fue convencer al intendente qué proyecto hacer.
Se conocen al menos cinco variantes. Una es neocolonial sin torre, una segunda es con torre Art Déco, otra más racionalista, la siguiente más expresionista y finalmente la aprobada en un náutico vertical con una altísima torre de 40 metros de altura, que superaba a todas las anteriores, en la ochava y de dos cuerpos bajos apoyados en la línea municipal. El intendente se inclinaba por este último, a pesar de que superaba en mucho el costo de las otras variantes. Salamone propuso un reajuste del proyecto original por otro un poco más modesto, para reencauzar los costos.
En Carhué predomina la curva, a diferencia de Laprida (que visitamos el día anterior) en donde predomina la recta.
Lo que se mantiene intacto es la idea del sistema compositivo tripartito del cuerpo principal que aloja la torre-reloj,
el hall, la escalera asociada al gran ventanal (motivo que repite también en Lapida)
y los cuerpos laterales independientes de esta estructura con toman la escala domestica de la ciudad.
El ingreso al palacio es muy imaginativo, y habla a las claras del talento arquitectónico de Salamone con una fuente-laguna a sus pies y un borde de ondas semicirculares, que aluden de un modo directo a la laguna que baña los bordes de la ciudad, acorde a sus arquitecturas parlantes.
Los detalles de manijones, diseño de luminarias del hall, voladizos de los balcones de los cuerpos laterales, repiten el motivo curvo.
Once meses duro la obra, por los trabajos adicionales solicitados por Marcalain, como el zócalo de travertino exterior y por las continuas dificultades financieras.
La obra la inauguran el 3 de diciembre de 1938 con la presencia a toda pompa del gobernador Fresco.
Tuvimos ocasión de visitarla un soleado sábado por la tarde con todo el grupo viajero, donde obtuvimos esta hermosa foto grupal.
Set de fotos de Maximiliano Lombardo. Gracias Maxi.
Material adicional archivo AVB.
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