miércoles, 24 de junio de 2009

Bote para Muuratsalo







El bote que Alvar Aalto proyecta y construye entre los años 1954/55 era una necesidad para poder llegar a su casa de veraneo en Muuratsalo.
Y esta necesidad se transformó en la excusa perfecta y la ocasión de diseñar un prototipo original.
De hecho el bote fue un prototipo experimental.
La idea era descubrir un método apropiado de aplicación de madera usada habitualmente en la industria de la construcción en la industria naval.
El problema principal fue encontrar la forma de casco más apropiada.
Y diferentes modelos testeó Aalto en cooperación con arquitectos navales.
El arco de curvatura del casco fue finalmente diseñado teniendo en cuenta el tipo de oleaje que se formaría a medida que el barco navegaba por el lago tratando de lograr la menor resistencia posible.
Casco y oleaje implicados en una forma armónica.
También otra premisa fue el hecho de lograr desembarcar fácilmente del bote, que debía arrimarse no sólo al embarcadero, sino también a las bajas playas del lago Päïjänne, a cuyas orillas estaba la casa de Muuratsalo.
El bote no era sólo un medio de transporte para llegar a la isla, era también una pequeña isla flotante que servía para los paseos del arquitecto y sus ocasionales invitados para serenamente contemplar el paisaje.
Es interesante observar, como en un hecho constructivo tan mínimo, como lo es este bote, el arquitecto pensaba en una forma de habitar "poéticamente" el paisaje.
Implicado con su forma, su escala, con las fuerzas presentes en la naturaleza del lugar.
Imaginemos al arquitecto como en la foto de este posteo, en su bote, asomado a una de sus ventanillas, retirándose a "su isla desierta" para meditar, para experimentar.
Y nos recuerda aquello que Heidegger decía en su saber melancólico del poetizar...
"El espíritu poetizador, que ha de fundar el habitar humano como habitar poético, debe primero estar en casa poetizando la ley de su esencia. Esencia que se encuentra en el retorno a lo propio (lo más apropiado, aclaramos nosotros). Tal retorno, puede llegar a ser un viaje. Un viaje de ida hacia lo extraño, navegando por sus aguas... partiendo de lo más propio...
Llegar a estar poéticamente en casa, en lo propio, al cabo de la travesía poetizadora, de ir fuera de casa, a lo extraño..."

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